“Crea en
mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí” Salmos
51:10
Algo anda
mal, tú lo sabes bien, no hay el mismo sentir en ti que en otros tiempos, todo
te parece monótono, y el sabor de las cosas espirituales se va perdiendo poco a
poco.
Seguramente
dejaste de orar hace un tiempo, leer la Palabra se te hace aburrido y hasta
cierto punto tedioso, haces un sobre esfuerzo para leer estas líneas, porque
realmente no es de tu agrado en estos momentos de simpleza espiritual.
Tú sabes
que las cosas no están caminando como debes de caminar, tú muy bien sabes que
poco a poco te vas alejando de lo que un día estuviste tan pero tan cerca. En
tu mente hay una intención fugaz de comenzar de nuevo, pero todo parece muy
pesado y difícil de conseguir.
Estas
muriendo espiritualmente poco a poco y eso hasta cierto punto te preocupa, pero
el desgano y la falta de motivación ha hecho de ti, presa fácil del desanimo y
falta de interés por hacer algo más que eso.
Por un
momento recuerda tus mejores momentos, aquellos que marcaron tu vida, aquellos
que te convencieron que estabas en el verdadero camino, aquellos que te
hicieron por una vez en tu vida sentirte con un propósito de existencia, esos
momentos que quisieras volver a repetir, pero que lastimosamente están muy
lejos para ti, de volver a experimentar.
Aquellos
momentos de adoración delante de su presencia en donde las lagrimas no
faltaban, en donde tu corazón y espíritu se derretían frente a la presencia del
Señor, esos momentos de Alabanza en los que te gozabas y sentías que explotabas
de alegría, sonreías, saltabas, levantabas tus manos, simplemente eras libre.
Momentos en
los que orabas y sentías como Dios te abrazaba, como la presencia del Santo
Espíritu de Dios se hacía presente en esos lugares a solas contigo, aquellos
momentos en donde mientras leías la Palabra las lagrimas de felicidad y de
confianza brotaban de tus ojos al darte cuenta el amor con el que te amo el
Señor.
Pareciera
que todos esos momentos inolvidables que hicieron de ti una persona diferente,
han desaparecido, ¿Por qué?, quizá por algún momento difícil que no quisiste
superar, quizá por un fracaso sentimental o emocional con el cual permitiste
que el enemigo te engañara y te llevara a la soledad. Quizá la espera por
aquella petición tan anhelada que hasta el momento no ha llegado y eso te ha
llevado a desconfiar de lo que Dios quiere y puede hacer en tu vida.
¿Qué pasa
contigo?, ¿Por qué permites que el enemigo te saque ventaja?, ¿Por qué no haces
nada por salir de eso y comenzar de nuevo?, NO ME DIGAS NO PUEDO, porque en
Cristo TODO lo puedes, NO ME DIGAS NO QUIERO, porque Dios da el querer como el
hacer.
Es hora de
comenzar de nuevo, de levantarte e intentarlo nuevamente, tu puedes, Dios en ti
puede hacer cosas maravillosas, no porque seamos merecedores, sino por su
Gracia y Misericordia infinita, ¡Vamos!, ¡Arriba!
Todos
aquellos momentos que un día experimentaste pueden volver a repetirse y aun ser
mejores, solo basta que te rindas al Señor, que reconozcas tus debilidades y
que permitas que El tome tu vida y te dé el aliento que necesitas para volver a
comenzar.
No te creas
indigno por todo lo que has hecho, no te creas inmerecedor de algo que Dios te
quiere dar porque te ama, porque eres su hijo y porque eres propiedad suya. No
te menosprecies mas, no creas en las mentiras del enemigo que te quieren hacer
creer que eres un derrotado y un fracaso, tú no eres nada de eso, pero lo que
si estoy seguro que eres en Dios es: MAS QUE VENCEDOR.
Con todo mi
corazón te pido que no te rindas, que lo intentes una vez más, que no te des
por vencido, que lo que Dios ha hecho en tu vida es más grande que cualquier
otra cosa y por ello vale la pena intentarlo nuevamente, estoy seguro que Dios
esta anhelando que lo intentes nuevamente, ¡Vamos!, ¡Por favor, Inténtalo
Nuevamente!
Yo te
invito a que lo intentemos nuevamente, a que nos paremos en el lugar que Dios
quiere que estemos, que comencemos poco a poco a cultivar aquellos hábitos que
descuidamos y que hoy Dios quiere que volvamos a restaurar, quizá será difícil,
pero nunca imposible, quizá fallaremos, pero no nos rendiremos y lo
intentaremos hasta ver lo que Dios ha prometido hacer en nosotros.
Hoy Dios te
dice:
¡Inténtalo Nuevamente!
Autor:
Enrique Monterroza
Fuentes:
Reflexiones Cristianas
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