lunes, 24 de septiembre de 2012

Unidos al Tronco



“…porque separados de mi nada podéis hacer” Juan 15: 5
 En el patio de mi casa, tenemos un espacio con algunas plantas y árboles. Una mañana de estas, luego de las fuertes lluvias del día anterior, llamó poderosamente mi atención una rama grande del árbol de limón.  Esta, estaba tan baja que casi pegaba al césped.  La rama estaba frondosa y llena de limones en proceso de maduración.

 Me acerqué y noté que aquella gran rama se había llenado de muchos limones y que el peso había implicado que bajara su nivel de altura normal.   Días después noté que aquellos limones verdes no cambiaban ni de color ni de tamaño y pensé, aquí pasa algo…

Me volví a acercar al árbol y en ese momento me percaté de que la rama se había despegado casi por completo del resto del árbol, razón por la cual se interrumpió su crecimiento y desarrollo normal.

Inmediatamente tuve ante mis ojos una moraleja para nuestras vidas: El propósito del árbol es dar vida a las ramas y las de estas, es el llevar fruto producto de permanecer asida al tronco.   Quien así no lo haga, quedará expuesto y tendrá que asumir la consecuencia avisada “…separados del Señor Jesús,  nada podremos hacer”.

Esta palabra Nada proviene del vocablo griego odeón que se traduce como: “Ninguno, Ninguna cosa, Nadie, Ni siquiera hombre, mujer o cosa”.

La invitación es a meditar en cómo están nuestras “ramas” y a observar en qué condiciones están nuestros “frutos”.

¿Estamos asidos al tronco que es Jesús?

“Permaneced en mí,  y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo,  si no permanece en la vid,  así tampoco vosotros,  si no permanecéis en mí. Yo soy la vid,  vosotros los pámpanos;  el que permanece en mi, y yo en él, este lleva mucho fruto”,  Juan 15: 4-5. Dios espera frutos.

Oración:

Señor Jesús, nos acercamos confiadamente al trono de la gracia como nos enseña tu palabra,  para primero pedirte perdón y luego confesar que nos hemos dado cuenta que necesitamos ser hallados en Ti, para que podamos llevar fruto.   Bendice, reverdece y fructifica esta tu rama.  Que así sea, Amén.

Escrito por Alicia Chacón Quirós, Consejera y colaboradora de Club 700

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