Hacer lo
que se debe ocasionalmente o por un rato no traerá la victoria que necesitamos
en la vida. Segunda Tesalonicenses 3:13 nos exhorta a continuar haciendo lo que
es debido. Debemos hacerlo una y otra vez, y cuando sentimos que nos cansamos,
debemos ir a Dios y esperar en Él para que nos dé nuevas fuerzas, de modo que
estemos capacitados por su gracia para proseguir hasta el cumplimiento de su
voluntad.
Hacer lo
debido cuando no parece estar dando buenos resultados es difícil, pero se debe
hacer. Cuando un agricultor planta una semilla en la tierra, debe mantener su
paciente vigilancia sobre ella hasta que finalmente germina y produce una
cosecha. Es un proceso que lleva tiempo y esfuerzo. Si el agricultor abandona
su huerto y deja de cuidarlo, perderá el gozo de la cosecha.
Una de las
cosas que a Satanás más le gusta hacer ¡es tratar de lograr que nos demos por
vencidos! Sin embargo, Dios nos dice que soportemos, persistamos, continuemos y
finalicemos. Él nos enseña a ser sufridos, pacientes, decididos y fieles.
Mi
experiencia me ha enseñado que a menudo tengo que tratar correctamente a otras
personas por un largo tiempo antes de que comiencen a tratarme de la misma
manera. Tengo que hacer lo recto con una actitud correcta por largo tiempo
antes de empezar a obtener buenos resultados. Así como la semilla natural
finalmente echa raíz y el inicio de la planta se abre paso a través de la
tierra, también nosotros veremos la victoria si continuamos haciendo lo que es
debido, sin mirar lo que hagan los demás.
Las
personas frecuentemente se dan por vencidas demasiado fácilmente. Cuando sus
sentimientos se retiran, ellos también se retiran. He aprendido que aunque me
sienta mal, puedo elegir hacer lo que está bien. Un signo de madurez espiritual
es la capacidad para vivir más allá de nuestros sentimientos. Las personas que
son maduras espiritualmente viven por decisiones tomadas sobre la base de la
Palabra de Dios, no sobre la base de cómo se sienten. Cuando avanzamos hasta
esta etapa de crecimiento, estamos bien encaminados para una maravillosa
cosecha que nos dejará atónitos.
Permítame
animarlo hoy: ¡No se rinda; siga perseverando!
--Tomado de
La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación. Usado
con permiso.
Fuentes: Vida Cristiana
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