lunes, 29 de abril de 2013

Cuente su propia historia



Leer | JUAN 9.1-7  |  El Señor usará el testimonio del cristiano de una manera poderosa. Cuando contamos cómo Dios nos salvó y nos transformó, el Espíritu Santo puede aumentar el interés de las personas por los asuntos espirituales, y usar nuestras palabras para ayudarlas a buscar a Cristo como su Salvador.

 En Juan 9, leemos acerca de un ciego a quien el Señor curó. Había sido invidente desde su nacimiento, y muchas personas querían saber cómo se produjo su sanidad milagrosa. A todos los que lo interrogaban, les contaba los hechos tal como los había experimentado: “El hombre al que llaman Jesús hizo lodo, me lo untó en los ojos y me dijo: ‘Ve al estanque de Siloé y lávate’. Entonces fui, me lavé, ¡y ahora puedo ver!” (Jn 9.11, NTV).

Cuando obedecemos los mandamientos del Señor, las personas que nos rodean notarán que hay algo diferente en nosotros. Es posible que tengan curiosidad en cuanto a nuestra manera de afrontar el sufrimiento o de mantenernos tranquilos en tiempos de adversidad. Pueden preguntarnos por qué hemos renunciado a ciertas actividades o evitamos ciertos lugares. Podemos responder de la misma sencilla manera que el ciego: “Yo estaba ciego espiritualmente y separado de Dios por el pecado. Jesús, el Salvador, murió en la cruz para pagar mis pecados. Por la fe en Él, sé que he sido perdonado y adoptado en la familia de Dios. Es por eso que no soy el mismo”.

No tenemos que dar respuesta a todas las preguntas para poder hablar de nuestro Salvador. Solo necesitamos decir lo que nos ha sucedido personalmente. Tómese el tiempo para escribir su testimonio en unas pocas líneas y cuente su historia de manera breve y clara. Después, busque la oportunidad de compartir con alguien más lo que Dios ha hecho en su vida.

(En Contacto)

1 comentario:

  1. Con relación a tu post quiero testificar brevemente en cuanto a lo que Dios ha hecho por mi.
    Luego de varios años de estar presentando fuertes problemas respiratorios, de estar sumergida en una crisis profunda de amargura, soledad, resentimiento, deseperación y desesperanza, deseando acabar con mi matrimonio y aun con mi propia vida, ya sin fuerzas para luchar ni seguir viviendo, vi la luz de Cristo en mi vida, una noche cuando senti que me ahogaba y creí que moriría, sintiendo que mi vida se esfumaba alze mi corazón y le dije Señor no dejes que me vaya sin conocerte, dame la oportunidad de saber que de verdad existes, ayudame, porque ya él me estaba llamando y habia gente orando por mi y que me hablaban de su amor y misericordia, desde entonces vivo para mi Dios, esto sucedió hace dos años y medio.
    Mi vida sufrió una profunda transformación y Jesucristo me libró de todas mis angustias y mis enfermedades, me dió la paz que tanto necesitaba y vino a llenar ese vacio que había en mi corazón, le doy gracias y glorifico su nombre todos los días desde entonces porque cambio mi ser interior, me enseño a amar y a perdonar, y creer en él.
    Hoy estoy a su servicio para la Gloria de su Santo nombre, sirviendole en la congregación a la cual me llevo y donde estoy siendo preparada para alcanzar su próposito en mi vida, servirle cada día con amor y gratitud infinitas.

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