Leer | GÉNESIS
37.12-36 | Hay circunstancias en la vida que están
claramente fuera de nuestro control y por tanto, no podemos detectar ni un
destello de alivio para el futuro. En momentos así, ¿de qué podemos estar
seguros?
• De
que Dios está con nosotros en las tribulaciones. Nuestro Padre
celestial nos consuela por medio del Espíritu Santo. El Señor quiere que
estemos conscientes de su presencia constante para que la conciencia de su amor
y su poder nos ayude a sentirnos seguros. Dios entiende lo que es sufrir, ser
rechazado, o perder a un ser querido. Comprende las tentaciones y los
obstáculos que enfrentamos. Él se ha kasignado a sí mismo la tarea de llevar
las cargas de sus hijos (Sal 68.1-9), y brindar paz a nuestros corazones
afligidos. El Dios que camina con nosotros no puede ser obstaculizado o
limitado por nada, y por eso no tenemos razones para temer (Mt 19.26).
• Dios
tiene un propósito al permitir las pruebas. Esto se ve claramente en
la historia de José, cuyos hermanos lo vendieron como esclavo. Dios había
previsto que esos años prepararan al joven para que se convirtiera en primer
ministro de Egipto. José no podía ver el propósito de Dios -al igual que
nosotros la mayoría de las veces-, pero conocía el carácter del Señor y confiaba
en Él. La fe de José fue recompensada cuando fue capaz de salvar a su familia
(Gn 45.1-8).
Estamos
llamados a vivir una vida de fe. Eso significa que debemos creer las promesas
de Dios, aun cuando nuestras circunstancias nos desconcierten. Cuando los problemas
le rodeen, recuerde esta verdad: Dios nunca le desamparará ni le dejará (He
13.5), y los buenos propósitos de Él siempre se cumplirán (Pr 19.21).
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