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GÁLATAS 5.13-16 | La mayoría de las personas que deciden cruzar
la puerta ancha, no se detienen a considerar los pros y los contras de tomar el
camino que lleva a la perdición. Más bien, se deslizan hacia ese camino sin
pensar en las consecuencias inmediatas y eternas. La puerta estrecha es
diferente; tenemos que decidir deliberadamente cruzar por ella y tomar el
camino escasamente transitado que lleva al cielo.
Andar por
el camino estrecho requiere fe, disciplina y determinación. Debemos leer la
Biblia cada día y mantener una activa conexión con Dios mediante la oración.
Cuando rendimos nuestras vidas a Cristo, mantenemos a nuestros corazones en la
senda recta.
En verdad,
todos tenemos deseos, es decir, apetitos carnales que encuentran más atrayente
el camino fácil. En otras palabras, somos tentados a pecar. Cuando decidimos
ceder a la tentación, nuestros pies pueden permanecer en el camino estrecho,
pero nuestros corazones vuelven al camino ancho. Cuanto más decidamos participar
en las acciones y las actitudes pecaminosas, más profundamente se arraigarán
nuestros corazones en el camino del mundo.
Podemos
tratar de decirnos a nosotros mismos que estamos logrando la libertad, y que
tenemos el derecho de hacer lo que queramos. Sin embargo, la verdad es que
estamos tratando de aferrarnos a una falsa alegría, mientras que lo
verdaderamente importante nos espera si decidimos volver y obedecer a Dios.
El camino
angosto puede ser difícil de transitar, pero Dios promete su ayuda constante y
una gran recompensa: la salvación y el gozo en este mundo, y luego la eternidad
junto a Él. ¿Escogió usted la puerta estrecha?
(En
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