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Pedro 1:3-9 | Me asombra la increíble cantidad de ofertas
que inunda mi bandeja de correo electrónico todos los días. Hace poco, sumé los
ofrecimientos de dinero gratis que me llegaron en una semana, y mi
«recaudación» totalizó 26 millones de dólares. Pero cada una de esas ofertas
era un engaño. Todas, desde un premio de un millón hasta un regalo de siete
millones, eran tan solo mentiras enviadas por personas sin escrúpulos que
querían sacarme dinero.
Todos somos
vulnerables a las ofertas fantásticas; estafas que, en realidad, lo único que
traen son problemas. Se nos ofrecen falsas esperanzas que terminan en sueños
hechos trizas.
Sin embargo,
hay una oferta genuina, aunque parezca increíblemente fantástica. Dios nos
ofrece la salvación por medio de la fe en la obra consumada de Cristo en la
cruz: «Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo…» (Hechos 16:31). Este
ofrecimiento le costó muchísimo… y nosotros somos los beneficiarios. El libro
de Romanos afirma: «[Jesucristo] fue entregado por nuestras transgresiones, y
resucitado para nuestra justificación» (4:25).
Al aceptar
la salvación, tenemos esperanza (Tito 1:2), paz (Romanos 5:1), perdón (Efesios
1:7), riquezas incomparables (2:7) y redención (4:30). Esta sí que es una
oferta ventajosa. La muerte y la resurrección de Cristo lo garantizan.
Para Dios,
nuestra salvación fue infinitamente costosa; para nosotros, es absolutamente
gratuita.
(Nuestro
Pan diario)
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