Jake era el
blanco natural para chistes prácticos. Solía encontrar una rana viva en su
porta-vianda o a un roedor muerto en su sombrero. Pero siempre lo tomaba con
buen humor.
Entonces,
un otoño, cuando las cosas estaban lentas, Mike tomó unos días libres para ir
de caza. Pete se le unió, por supuesto. Y nos prometieron a todos que si
cazaban algo, nos traerían a cada uno una parte. Así que todos nos
entusiasmamos cuando oímos que habían regresado y que Mike había cazado un
venado grande. Oímos más que eso.
Pete nunca
podía reservarse nada, y nos dejó saber que tenían una gran broma preparada
para Jake. Mike había cortado al bicho y había hecho un paquete agradable para
cada uno de nosotros. Y, para divertirnos, había guardado las orejas, la cola y
las pezuñas –sería tan divertido cuando Jake las abriese.
Mike
distribuyó sus paquetes durante el almuerzo. Cada uno de nosotros recibió una
buena pieza, la abrimos y se lo agradecimos. El paquete más grande lo guardó
para el final. Era para Jake.
Pete estaba
a punto de estallar y Mike se veía muy satisfecho. Como siempre, Jake estaba
sentado solo; estaba en el extreme más lejano de la gran mesa.
Mike empujó
el paquete donde él pudiese alcanzarlo; y todos nos sentamos a esperar. Jake
nunca decía mucho. Uno pudiera nunca darse cuenta de que él estaba presente por
“su mucho hablar”. En tres años nunca habría pronunciado cien palabras. Así que
nos asombramos con lo que pasó a continuación.
Él tomó el
paquete con firmeza y se puso lentamente de pie. Le sonrió ampliamente a Mike
–y fue entonces que nos dimos cuenta de que sus ojos relucían. Su manzana de
Adán tembló de arriba a abajo por un momento hasta que recobró el control de sí
mismo.
“Sabía que
no me olvidarían”, dijo agradecido; “¡sabía que lo harían! Ustedes son grandes
y juguetones, pero sabía que tenían un buen corazón”. Tragó nuevamente y
entonces se dirigió al resto de nosotros.
“Sé que no
he sido muy amistoso con ustedes, pero nunca quise ser rudo. Verán, tengo nueve
chicos en casa –y una esposa que ha estado inválida– en cama por los últimos
cuatro años. Nunca se va a mejorar. Y algunas veces, cuando se siente realmente
mal, tengo que estar a su lado toda la noche para cuidarla. Y la mayor parte de
mi salario tengo que gastarlo en médicos y medicamentos. Los muchachos hacen lo
que pueden para ayudar, pero a veces ha sido difícil poner alimento en sus
bocas”.
“Quizás
piensen que es tonto de mi parte el que coma solo. Bueno, reconozco que me he
avergonzado un poco de mí mismo porque no siempre tengo algo en mi emparedado.
O, como hoy –tal vez solo hay un nabo crudo en mi porta-vianda. Pero quiero que
sepan que esta carne realmente significa mucho para mí. Quizás más que a nadie aquí
porque esta noche mis muchachos”, se secó la humedad de sus ojos con el dorso
de su mano, “…esta noche mis muchachos van a tener una buena…” Tensó la cuerda
del paquete.
Habíamos
estado observando a Jake con tanta atención que no le habíamos prestado mucha a
Mike y Pete. Pero todos los observamos ahora, porque ambos se lanzaron al mismo
tiempo a agarrar el paquete. Pero llegaron muy tarde. Jake había roto el
envoltorio y ya estaba revisando su regalo.
Examinó
cada pezuña, cada oreja, y entonces levantó la cola que se colgaba blanda.
Debía haber sido tan divertido, pero nadie se rió –ninguno en absoluto. Pero la
parte más difícil fue cuando Jake levantó la mirada e intentó sonreír.
Aquí fue
donde el capataz dejó la historia y a sus hombres. No tuvo que decir nada más;
pero fue gratificante observar que mientras cada hombre comió su almuerzo ese
día, compartió con Bill Andrews y uno de ellos aun le ofreció su camisa.
Muchas
veces no entendemos porque tal persona es callada, no rie, parece raro o como
que no encaja en el grupo, y la verdad es que desconocemos mucho de esa
persona, cuando nos acercamos y nos enteramos que viven o sufren y nos ponemos
en sus zapatos, entenderemos su corazòn. No los ignoremos, acerquemosnos hoy a
ellos y quizàs nos sorprendamos.
Porque El
dice a Moisés: TENDRE MISERICORDIA DEL QUE YO TENGA MISERICORDIA, Y TENDRE
COMPASION DEL QUE YO TENGA COMPASION. Rom
9:15.
REFLEXIONES CRISTIANAS
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