Todo lo que
tenemos es un regalo de Dios, y cuando compartimos lo que Él nos ha dado,
tenemos parte en una bendición aun mayor.
A veces,
regalar lo que atesoramos o por lo que hemos trabajado, puede sentirse como un
gran sacrificio. Aun cuando queremos ser obedientes al Señor, compartir nuestro
tiempo, dinero, recursos o esfuerzo emocional, puede ser un problema debido al
costo que esto representa.
Sin
embargo, cuando damos algo a Dios, ¿no estamos simplemente devolviendo a Aquel
que nos dio los medios para dar? El autor C. S. Lewis compara esta realidad con
una niña que le pide dinero a su padre para comprarle un regalo de cumpleaños;
el padre es bendecido por el amor que hay detrás de su presente, pero, en
realidad, él es quien le dio a ella el dinero para que pudiera dar. “Cada
facultad que usted tiene, su poder para pensar o para mover sus extremidades,
le ha sido dado por Dios”, escribe Lewis. “Si usted dedicara cada momento de su
vida exclusivamente para servir a Dios, no podría darle nada que ya no le
pertenece a Él… Cuando un hombre descubre esta verdad, Dios puede realmente
trabajar. Es después de esto que comienza la vida verdadera. El hombre está
despierto ahora”.
Leer 2 Corintios 8.1-15
Pablo
escribió a los cristianos de Corinto acerca de la iglesia de Macedonia, que
ejemplificaba el significado de dar sin reservas. Aunque ellos mismos estaban
experimentando tiempos difíciles, encontraban gozo y bendición en vivir con
generosidad. Pablo estaba siempre recaudando dinero para ayudar a los creyentes
de Jerusalén, y los macedonios, en vez de considerarse a sí mismos demasiado
pobres para contribuir, quisieron responder a las necesidades de estos hermanos
con los regalos que Dios les había dado. El apóstol quería que los corintios
fueran inspirados y motivados por el ejemplo de esa iglesia. Él no estaba
tratando de avergonzarlos para que dieran de su abundancia. Más bien, explicó
que cada persona debía obedecer deliberadamente la dirección del Espíritu Santo
para dar generosamente, y no por presiones externas o compulsión emocional.
Pablo quería que entendieran cómo funciona realmente la generosidad para
quienes son parte del reino de Dios.
En Marcos
12.41-44, Jesús nos dio una imagen clara de lo que le importa a Él: el valor
del regalo no está en su monto. Cualquier líder religioso que estuviera
pendiente de las ofrendas en el templo ese día, se habría apresurado a llamar
ofrendas “generosas” a las que daban los adherentes ricos. Pero Jesús alabó la
humilde ofrenda de una viuda pobre. Mientras que sus dos monedas habrían
parecido insignificantes a los demás, Él vio que ella había dado todo lo que
tenía. ¿Estaba Jesús elogiándola por su martirio, al dar sus medios de
supervivencia por devoción? No lo creo. Esta viuda, obviamente no veía al
dinero como su fuente de provisión; todo lo que ella tenía le pertenecía a
Dios. Estaba segura de que si el Señor la impulsó a dar estas monedas que Él le
había dado, Dios proveería para sus necesidades de otra manera. Incluso el rey
David, quien administró una inmensa riqueza material en sus últimos días,
reconoció el mismo principio. En 1 Crónicas 29 oró, diciendo: “¿Quién soy yo, y
quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas
semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque
nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros
padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra” (vv. 14, 15).
REFLEXIÓN + EXPLORACIÓN
Reflexione
en estas ideas que tienen apoyo en la Biblia. Si tiene tiempo, examine los
pasajes y ponga por escrito sus respuestas.
• Todo lo
que tenemos, ya sea dinero, libertad o conocimiento espiritual, nos ha sido
confiado como un regalo de Dios. Perder de vista esto puede generar soberbia,
la cual nos ciega y nos aleja de Él.
Lea
Deuteronomio 8.11-18 y 1 Corintios 4.7. Cuando disfrutamos de abundancia o
comodidades, ¿por qué es importante recordar todo aquello de lo cual nos ha
salvado Dios?
• Todo lo
material de esta vida es temporal, y tiene el potencial de ser acumulado, malgastado
o utilizado de manera productiva para los propósitos eternos.
Lea Mateo 6.19-24 y Lucas 12.13-21. ¿Qué
conexión hay entre las cosas en que invertimos nuestras fuerzas y recursos cada
día, y el estado de nuestro corazón?
• Podemos
malgastar tiempo y fuerzas, obsesionados por las necesidades superficiales de
la vida, o podemos enfocarnos primero en lo que Dios nos llama a hacer, y dejar
que Él se ocupe de nuestras necesidades.
Lea Lucas 12.22-34. ¿Cómo debe la enseñanza
de Jesús en cuanto a las prioridades, cambiar la forma de ver nuestra vida
cotidiana?
RESPONDER
Responda
las preguntas siguientes, y ponga por escrito sus pensamientos, si es posible.
• ¿Qué
preguntas tiene acerca de lo que ha aprendido? Pídale al Señor que le dé una
mayor comprensión por medio de la oración y estudio de la Biblia, y que le
ayude a prestar atención a lo que Él le muestre en los próximos días.
• Escriba
una oración de respuesta a Dios.
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