LEA: Salmo
59:6-16 | En Gales, la música de grupos corales masculinos está profundamente
arraigada en la cultura. Antes de la Segunda Guerra Mundial, había un coro
galés que tenía una rivalidad amistosa, pero competitiva, con un coro alemán,
pero ese vínculo fue sustituido por rencor durante y después de la guerra.
No
obstante, la tensión fue superada gradualmente por el mensaje grabado en el
trofeo que compartían ambos grupos: «Habla conmigo y eres mi amigo. Canta conmigo
y eres mi hermano».
El poder de
la música para sanar y ayudar es un don de Dios que consuela a muchos. Quizá
por esta razón, los Salmos nos hablan de una manera tan íntima. Allí
encontramos versos que se conectan con nuestro corazón y permiten que le hablemos
al Señor desde la profundidad de nuestra alma: «Pero yo cantaré de tu poder, y
alabaré de mañana tu misericordia; porque has sido mi amparo y refugio en el
día de mi angustia» (Salmo 59:16).
¡Es asombroso que David haya escrito esta
canción mientras lo perseguían hombres que querían matarlo! A pesar de sus
circunstancias, el salmista recordó el poder y la misericordia de Dios, y
cantar sobre estos atributos lo alentaba a seguir adelante.
Que nuestro
Dios nos dé hoy una canción que nos recuerde su bondad y grandeza, sin importar
qué estemos enfrentando.
… Cantaré
salmos al Señor, el Dios de Israel. —Jueces 5:3
(Nuestro
Pan Diario)
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