1 Juan 4
7 Amados,
amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido
de Dios, y conoce a Dios.
8 El que no
ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
9 En esto se mostró el amor de Dios para
con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos
por él.
10 En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Una de las mayores luchas que enfrentan algunas personas, es
el sentimiento de no poder ser amadas por Cristo. Pero la Biblia nos dice
claramente que sí lo son. Lejos de decirlo simplemente con palabras, Dios
también nos ha dado muchas pruebas de que es así. La creación misma es una
expresión de su amoroso cuidado por nosotros. Él creó esta Tierra como la
habitación perfecta para la humanidad, y nos provee las cosas que necesitamos
para vivir. Pero la más alta expresión de su amor se manifiesta en su provisión
para nuestras necesidades eternas. Envió a su Hijo para redimirnos del pecado,
poder ser perdonados y reconciliados con Dios, y para luego vivir con Él para
siempre en el cielo.
¿Por qué, entonces, con todas estas evidencias, seguimos
dudando de su amor? Tal vez sea porque estamos viendo al amor desde nuestra
perspectiva limitada: puesto que nosotros no podemos amar a otros
incondicionalmente, dudamos de que el Señor pueda hacerlo. Después de todo, el
razonamiento humano considera lógico ser amorosos con quienes están a la altura
de nuestras normas, y distantes de quienes no.
O quizás simplemente nos sentimos indignos del amor de Dios.
Bueno, le tengo una noticia: nadie es digno. El amor de Dios no se basa en si
lo merecemos o no. Su amor es una demostración del compromiso que Él tiene de
bendecirnos al máximo.
El amor divino no está condicionado por nuestro desempeño,
sino por la naturaleza de Dios. Es como la marea del mar. Usted puede estar en
la orilla y decir: "No creo en las olas", pero eso no les impedirá
tocarle. Asimismo, nada de lo que usted haga o sienta evitará que sea amado por
Dios.
Fuentes: En Contacto.
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