Lectura: 1
Corintios 1:
18 Porque la predicación de la cruz es
locura a los que se pierden; pero a nosotros los salvos, es poder de Dios.
19 Porque está escrito: Destruiré la
sabiduría de los sabios, y desecharé la inteligencia de los entendidos.
20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el
escriba? ¿Dónde está el disputador de este mundo? ¿No ha enloquecido Dios la
sabiduría del mundo?
21 Y ya que en la sabiduría de Dios, el
mundo no conoció a Dios por medio de la sabiduría; agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación.
22 Porque los judíos piden señal, y los
griegos buscan sabiduría;
23 pero nosotros predicamos a Cristo
crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los griegos
locura;
24 mas para los llamados, así judíos como
griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que
los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
26 Pues
mirad, hermanos, vuestro llamamiento, que no muchos sabios según la carne, no
muchos poderosos, no muchos nobles son llamados.
27 Antes lo necio del mundo escogió Dios para
avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo
fuerte;
28 y
lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer
lo que es;
29 para que ninguna carne se jacte en su
presencia.
30 Mas por Él estáis vosotros en Cristo
Jesús, el cual de Dios nos es hecho sabiduría, y justificación, y santificación
y redención;
31 para que, como está escrito: El que se gloría,
gloríese en el Señor.
En 1945, el
golfista profesional Byron Nelson tuvo una temporada increíble. De los 30
torneos en que participó, ganó la asombrosa cantidad de 18, incluso 11
seguidos. Si hubiese querido, podría haber continuado su carrera y quizá
haberse convertido en el jugador más grande de todos los tiempos. Sin embargo,
esa no era su meta. Lo que buscaba era ganar suficiente dinero jugando golf
para poder comprarse una estancia y pasar el resto de su vida haciendo lo que
realmente amaba. Por eso, en vez de continuar en la cúspide de su carrera,
Nelson se retiró a los 34 años, para convertirse en estanciero. Tenía otros
objetivos.
Tal vez el
mundo crea que esta manera de pensar no tiene sentido, ya que no entiende al
corazón que busca la satisfacción y el contentamiento verdaderos por encima del
intento de lograr más riquezas y fama. Esto es particularmente cierto cuando se
trata de nuestra decisión de vivir para Cristo. Pero este concepto que el mundo
tiene de nuestra insensata lealtad podría ser la mejor manera de representar
ante todos las metas distintas del Maestro. Pablo escribió: «… sino que lo
necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del
mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte» (1 Corintios 1:27).
Comprometernos
a vivir según los principios del reino podrían tildarnos de ilógicos a los ojos
del mundo, pero puede generar honra a nuestro Dios.
Reflexión:
Los valores esenciales carecen de valor a menos que reflejen los valores
divinos.
Fuentes:
Nuestro Pan Diario
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