El ser
humano es una esencia divina hecha con el verdadero conocimiento de un ser
supremo: Dios. Ese halo creador, ese soplo divino que tenemos todos... ¿cómo lo
vemos?, ¿dónde radica ese soplo de vida que habita en cada uno de nosotros?,
¿cómo podemos utilizarlo? De manera conciente nos beneficiamos de él en el día
a día, pues es ese aliento de vida que sale por la boca cuando dejamos el
cuerpo en la des-encarnación de la materia, nuestro último suspiro de vida,
dicen muchos.
Esto es
cuando el espíritu abandona el cuerpo, con la diferencia de que no va regresar
porque su tiempo de vida en ese cuerpo se venció, y por lo tanto el cordón de
plata o energía que lo tenía unido al cuerpo materia se disolvió.
Ese halo de
energía que es el espíritu del cuerpo no ocupará más ese espacio de materia.
Ese aliento
divino que nos hace hablar, blasfemar, herir, curar, obrar maravillas con
emanaciones de energías divinas que muchos desprecian a lo largo y lo ancho de
sus días, es un soplo hacedor y destructor que tiene la fuerza de Dios. Es ese
calor que emana de la boca que puede decir si están bien o mal en lo corporal y
en lo espiritual.
Ese aliento
que emanamos es sanador, obra pequeños milagros cuando lo practicamos a diario
y, su uso es desconocido para la gran mayoría de ustedes.
Pero los
que lo utilizan saben cuán beneficioso y dador de resultados es. Para poder ver
sus beneficios deben practicarlo a diario, varias veces al día. Con esto elevan
la aceptación de sus niveles de energía y será más fácil determinar en qué
grado de energía están para ponerlo a funcionar. Esto lo hacen muchas veces y
al día y no se dan cuenta que cuando ponen sus manos sobre la boca y soplan,
ese calor que emana de adentro de sus cuerpos es aliento divino. Mide también
los grados de aceptación para con ustedes mismos ya que el grado de calor se
mide por la idea primaria que lo originó, es decir el pensamiento o idea que
tuvo al producir ese halo de energía divina.
Pero
también ese aliento divino es conocedor de todo lo que se refiere a ustedes en
el saber de que es hora de ordenar el espíritu para la ascensión. Este aliento
se calibra en energía de medidor en lo que deben de poner en orden en sus
mundos espirituales, ya sean emociones, sentimientos e ideas.
No les
estén quitando la fuerza a ese aliento divino. Conéctese con este, para
plasmarlo en sus manos y que se convierta en energía dorada, que es la energía
del cristo vivo en ustedes.
Trasciendan
sus dualidades para que los coloque donde el orden espiritual los toque, para
que puedan simplificar su vida es pos de tener un despertar de su propia
divinidad a través de aceptar que ese aliento divino que mora en ustedes es
Dios.
Por Thany
Matos de Sucart
Para
Sosiego Digital
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