Renuevo de
Plenitud: Un hombre, quien naciera y creciera en un país gobernado por una
dictadura militar estricta, emigró a los Estados Unidos, convirtiéndose en
ciudadano de este país.
El hombre
decidió celebrar su nueva ciudadanía haciendo algo de turismo por la ciudad
donde vivía. Se estaba divirtiendo tanto que no se dio cuenta que se acercaba
la puesta del sol. Pero tan pronto como la luz del sol desapareció y la
oscuridad comenzó a descender, el reciente ciudadano americano entró en pánico.
Corrió
hasta un auto y le pidió al conductor que lo lleve a casa lo más pronto
posible. El conductor se sorprendió y trató de tranquilizarlo. Cuando le
preguntó por qué tenía que llegar a casa tan rápidamente, el hombre gritó:
“¡Porque yo no quiero violar el toque de queda y ser arrestado!”.
El problema
era que en el país de donde venía, el ejército había impuesto un estricto toque
de queda. Todo el mundo debía estar fuera de las calles a la puesta del sol o
arriesgarse a ser detenido.
El
conductor del auto sonrió cuando se dio cuenta del problema. Con calma le
explicó que Estados Unidos ¡no tiene
toque de queda! Y que no tenía ningún problema. El ciudadano novato simplemente
aún no había aprendido a deshacerse de las ataduras del país de donde venía. Era
libre pero no vivía como si lo fuera.
Muchos
cristianos, ciudadanos del cielo que han sido liberados por la gracia de Dios
en Cristo, no han aprendido a deshacerse de las ataduras de su nacimiento en
Adán. Ellos cantan y hablan de la libertad, pero viven bajo un sistema opresivo
de las normas religiosas que les envía corriendo a casa a la puesta del sol, por así decirlo.
Este sistema religioso opresivo se llama
legalismo, y es absolutamente contrario a nuestra libertad en Cristo. Pero
muchos cristianos se encuentran detenidos como rehenes al antiguo régimen.
Si hay una
verdad general que quiero transmitirle en este folleto, es esta: Cuando uno es
salvo, es llevado a un nuevo régimen. Usted
ha sido liberado por la gracia magnífica de Dios, y ya no se aplican las reglas
antiguas.
Ahora, yo
estoy consciente de que la aplicación de la verdad que conocemos puede ser otra
historia. Así que debemos entender qué es el legalismo, y cómo nos aprisiona,
antes de que podamos comprender cómo romper sus cadenas y apreciar plenamente
la libertad que poseemos en Cristo.
La Biblia hace todo lo posible para combatir el legalismo y
establecernos en la gracia. Así que vamos a encontrar la manera de romper los
grillos y ser realmente libres.
Por Tony Evans.
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