Leer |
FILIPENSES 1.8-11 | ¿Se ha preguntado usted alguna vez: Cómo sé
que estoy tomando la decisión correcta? Por lo general, no hay ningún pasaje de
la Biblia que se refiera en detalle a la decisión concreta que necesitamos
tomar —por ejemplo, qué clase de automóvil comprar, qué empleo aceptar, o si
trabajar o pasar tiempo con la familia cuando se nos ofrecen horas extras en el
trabajo. En vez de prescribir reglas exhaustivas que hablen a cada situación
posible en la vida, la Palabra de Dios contiene preceptos e instrucciones que
guían nuestra toma de decisiones.
Esto no
quiere decir que Dios nos da su Libro y luego nos deja solos. Para ayudarnos a
mantenernos en la senda correcta, Él nos da discernimiento espiritual —la
capacidad de diferenciar entre la verdad y la mentira, lo correcto y lo
incorrecto, lo bueno y lo mejor.
Al cultivar
tal discernimiento, invitamos a Dios a involucrarse en todas nuestras
decisiones; no hay ningún asunto que sea demasiado insignificante para su
atención y ayuda. Un plan que esté fuera de la voluntad del Señor, o incluso
las buenas decisiones tomadas sin consultarlas a Él, pueden estorbar su plan de
darnos lo mejor que tiene para nosotros.
El
discernimiento espiritual nos protege de tomar decisiones basadas en lo que nos
parece mejor o nos hace sentir bien. Estamos limitados a cinco sentidos y a
nuestras experiencias, pero Dios ve nuestras vidas con un conocimiento
infinito. Cuando cultivamos el hábito de obedecer sus indicaciones, nuestros
sentidos se ejercitan para distinguir el bien del mal, y maduramos
espiritualmente (He 5.14).
(En Contacto)
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