LEA: Job 26:5-14
| Un mapamundi publicado por la
revista National Geographic Society dice así: «La masa de la Tierra es de
aproximadamente 6.600 trillones de toneladas». ¿Qué sostiene todo ese peso?
Nada. El planeta donde vivimos rota sobre su eje a 1.600 kilómetros por hora a
medida que se traslada por el espacio en su órbita alrededor del sol. Sin
embargo, es fácil que esto pase inadvertido en medio de nuestras preocupaciones
diarias sobre la salud, las relaciones interpersonales y las cuentas que
debemos pagar.
En su lucha por encontrarle sentido a la abrumadora pérdida
de su salud, riqueza e hijos, Job, un personaje del Antiguo Testamento,
consideró una y otra vez la creación divina y declaró: «[Dios] extiende el
norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada» (Job 26:7). Se maravillaba
frente a las nubes que no se rompían por el peso del agua que contenían (v. 8)
y ante el horizonte «hasta el fin de la luz y las tinieblas» (v. 10); aun así,
los llamó «sólo los bordes de sus caminos» (v. 14).
La creación en sí no respondió las preguntas de Job, pero
los cielos y la Tierra señalaban a Dios el Creador, el único que podía
auxiliarlo y darle esperanza.
El Señor que sostiene el universo «con la palabra de su
poder» (Hebreos 1:3; Colosenses 1:17) controla diariamente nuestra vida. Las
experiencias que parecen estar «sobre [el] vacío» están todas aseguradas por el
poder y el amor de nuestro Padre celestial.
Cuando reflexionamos en el poder del Dios de la creación,
vemos cuánto nos cuida.
(Nuestro Pan Diario)
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