LEA: Juan 16:25-33
| Durante su entrenamiento, los
pilotos de avión pasan muchas horas en simuladores de vuelo. Estos aparatos les
dan a los alumnos la oportunidad de experimentar los desafíos y los peligros de
pilotear una aeronave… pero sin ningún riesgo. Los pilotos no tienen que dejar
el suelo, y si sufren un accidente en el simulador, pueden salir
tranquilamente.
Los simuladores son maravillosas herramientas de enseñanza;
útiles para que los aspirantes a piloto comanden un avión real. No obstante,
estos artefactos tienen un defecto: crean una experiencia artificial donde es
imposible reproducir por completo todas las presiones que implica conducir una
aeronave verdadera.
La vida real es similar a esto, ¿no es así? No puede simularse.
No hay ningún entorno seguro ni libre de riesgos donde podamos experimentar los
altibajos de la vida sin salir lastimados. Los riesgos y los peligros de vivir
en un mundo caído son ineludibles. Por eso, las palabras de Jesús son tan
reconfortantes: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el
mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).
Aunque no podamos evitar los peligros de la vida en un mundo
caído, sí tenemos la posibilidad de experimentar paz mediante una relación
personal con Cristo. Él nos ha asegurado que, al final, triunfaremos.
La vida más segura es la que está rendida a Dios.
(Nuestro Pan Diario)
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