Nosotros debemos tener nuestra esperanza en Dios porque no sabemos a qué nos vamos a enfrentar en la vida. En varios pasajes de la Biblia, como por ejemplo 1 Corintios 10:4, se dice que Jesús es como una roca, la Roca. El apóstol Pablo continúa diciéndonos en Colosenses 2:7 que debemos estar arraigados y sobreedificados en Él.
En ningún lugar se nos dice que debemos estar arraigados y sobreedificados en otras personas, en nuestro trabajo, en nuestra iglesia, en nuestros amigos o aún en nosotros mismos.
Estamos bien cuando ponemos nuestras raíces en la Roca, que es Jesucristo. Pero estamos en problemas si establecemos raíces en lugares como otra persona. Nada ni nadie será tan sólido, fiable e inmovible como Jesús. Por eso es que no quiero que las personas se afinquen o pongan su fe en mí o en mi ministerio. Quiero señalar a las personas hacia Jesús. Sé que más tarde o más temprano les voy a fallar, tal como me voy a fallar a mí misma. Ese es el problema con nosotros los seres humanos, siempre podemos fracasar. Pero Jesucristo nunca.
Debemos arraigarnos y edificarnos en Jesús. Ponga su esperanza entera e inalterable en Él. No en los hombres, las circunstancias, la cuenta de banco, el trabajo, en nada ni nadie. Si no pone su fe y esperanza en la Roca de su salvación, irá camino a la decepción, la cual nos lleva al desánimo y a la desolación.
- Tomado del libro ¡Ayúdenme, siento desánimo! por Joyce Meyer. Publicado por Casa Creación. Usado con permiso.
Joyce Meyer | Vida Cristiana
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