¡Te odio,
Alicia!", le gritó Tom. "¡Más nunca vuelvas a entrar a mi cuarto!
¡Eres una ladrona!"
"¡Eh,
que dices!", llamó el abuelo, que venía por el pasillo. "¿De qué se
trata toda esta gritería?"
"Tom
dice que yo le robé sus tijeras, pero yo no lo hice", gritó Alicia desde
su habitación. "¡Él es un mentiroso y también es mejor que no vaya a
entrar en mi habitación!", terminó de decir Alicia y cerró la puerta de un
tirón.
Con un
suspiro, el abuelo revisó la estancia. No pasó mucho tiempo antes de que él
descubriera las tijeras de Tom sobre la mesa del pasillo. Ambos niños, muy
enojados, insistieron en que el otro las había dejado allí.
"¡Silencio!",
ordenó el abuelo. Les hizo señas de que les siguieran y se dirigió hacia la
cocina, donde puso un huevo y una taza vacía sobre la mesa.
"¡Alicia,
rompe este huevo y échalo en la taza!", le dijo el abuelo. Los niños se
preguntaban dónde se dirigía el abuelo con todo esto, pero Alicia obedeció.
"¡Ahora,
tú, pon el huevo de regreso dentro de la cáscara. Por favor, en la misma forma
en que estaba antes!", le dijo el abuelo a Tom.
Tom frunció
el ceño. "¿Qué quieres decir?", le preguntó. "Esto es imposible
abuelo. Tú no puedes arreglar un huevo roto".
"¿Igual
que Humpty Dumpty, no?", dijo el abuelo con una risita. Entonces se puso
serio. "El punto es que hay otra cosa como Humpty Dumpty, algo que NO
puede ser arreglado fácilmente. Estoy pensando en los sentimientos. Niños,
ustedes se dijeron cosas feas entre sí. Recoger las palabras es algo tan
imposible como componer un huevo".
Ambos niños
se sintieron mal. "Nunca se les olvide lo dañinas que pueden ser las
palabras", les advirtió el abuelo. "Dios dice que la lengua es como
un fuego que no puede ser apagado. Así es el gran daño que pueden hacer las
palabras. Aun cuando dices que lo sientes, esto no hace que se
desaparezcan".
"Lo
siento", Tom le dijo a su hermana.
"Sí,
... bueno,... yo también", contestó Alicia. "Puedes entrar en mi
habitación, si lo deseas".
¿Qué tal
Tú?
¿Tienes
cuidado de las palabras que dices, o dices las cosas antes de pensarlas? Aun
cuando te disculpas, la otra persona puede que aún recuerde esas palabras que
dijiste. Pídele a Dios que te ayude a controlar tu lengua.
Efesios
4:29
No salga de
vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación,
según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.
Renuevo de Plenitud
Renuevo de Plenitud
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