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HEBREOS 6.13-20 | Muchas personas en el mundo, tal vez incluso
usted, se enfrentan a terribles tormentas en sus vidas: hogares deshechos,
desempleo, soledad, pérdidas, crisis mundiales. Estas cosas reducen
drásticamente la esencia misma de nuestra esperanza en Cristo. Puede incluso
parecer que estamos perdidos, a la deriva en el mar en una pequeña barca
durante un huracán.
De igual
manera, los discípulos enfrentaron este temor. Mientras cruzaban un lago en su
pequeña embarcación, el tiempo empeoró, poniendo en peligro la embarcación y
sus propias vidas. En su desesperación, acudieron a Jesús por ayuda, pero se
sorprendieron al encontrarlo dormido. Entonces gritaron: “¡Señor, sálvanos, que
nos vamos a ahogar!” (Mt 8.25 NVI).
Cuando
Jesús despertó, los reprendió por su falta de fe. Luego procedió a calmar la
tormenta. Por medio de esta asombrosa demostración de su poder, Él demostró que
era el Señor de toda la creación. También fue una clara lección acerca de
adónde debemos acudir cuando surjan las tormentas en nuestras vidas.
A veces,
las personas piensan que sus circunstancias difíciles significan que Dios no
está atento. Eso es lo que pensaron los discípulos, hasta que Cristo se levantó
para calmar las turbulentas aguas. Nada está fuera del control de nuestro
soberano Señor.
Cuando
nuestro mundo parezca estar fuera de control, el Señor Jesús seguirá siendo el
Señor de todo. Entonces, ¿qué debe hacer usted cuando piense que Él está
dormido? Dé gracias a Dios porque Él está en la barca con usted. Y después vea
su situación a través de los ojos de la esperanza y la confianza.
(En
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