Fernando
Alexis Jiménez | Orlando estaba disfrutando de una enorme jarra con limonada a
orillas del mar pacífico, arrullado por el rumor de las olas y la fresca brisa
que bañaba la playa, mientras que a cientos de kilómetros de distancia, un
pirata informático dejaba sin un peso su cuenta bancaria.
La tarde
era de ensueño. “Como cuando era niño y me escapaba a nadar en la bahía”,
rememoró mientras su rostro dibujaba una plácida sonrisa. Ignoraba el ataque
del que era víctima en esos instantes y que lo dejaría virtualmente en la
ruina.
En la
oscura oficina desde la cual estaba haciendo su trabajo, el asaltante no
quitaba su mirada del monitor. El resplandor iluminaba su rostro dándole una
tonalidad azulada. “Vamos… Funciona. No te vayas a caer. Apúrate”. Hablaba
febrilmente, como si el sistema de banda ancha fuera un adolescente travieso
que en cualquier momento pudiera dejarlo desconectado de la Internet.
Sólo al día siguiente y cuando por
curiosidad consultó vía on line su extracto, Orlando comprobó que había sido
blanco de un asalto informático, y que en cuestión de horas o quizá de minutos,
le había desocupado su cuenta bancaria de ochenta mil dólares. ¡Una cantidad
significativa, fruto de su trabajo de seis años como importador y
comercializador de equipos portátiles de cómputo!
Un ataque
silencioso, certero, demoledor. El empresario no salía de su consternación.
Daba vueltas en la habitación, como león en una jaula. “No puede ser. ¡Dios
mío! Esto es una pesadilla. ¿Qué voy a hacer ahora?”, se repetía.
Los
investigadores de delitos informáticos le confirmaron que este tipo de
artimañas registran un inusitado crecimiento en los últimos cinco años. La
compañía Google advirtió hace algún tiempo sobre los ataques recibidos por
parte de piratas de la red desde China.
El director
Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, Dennis Blair declaró a
comienzos del 2010 que los ataques cibernéticos, además de encontrarse en
escala ascendente, son cada vez más sofisticados y—para preocupación de las
propias autoridades--, logran evadir muchos de los controles. A su turno el
Asesor en la Lucha contra el Terrorismo, John Brennan, advirtió que el pueblo
norteamericano encara serias amenazas por ataques cibernéticos, que ponen en
peligro incluso la seguridad nacional. En declaraciones a la Cadena NBC aseguró
que los piratas de la red son cada vez más ingeniosos y toman por sorpresa a
sus víctimas.
La noticia me inquietó como sin
duda a usted también. A pesar de los enormes avances tecnológicos, no estamos
seguros en ninguna parte. Ahora le invito para que traslademos esta inquietud
al ámbito espiritual.
El apóstol
escribió en el primer siglo una recomendación que sigue vigente para nosotros
hoy: “Sed
sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar…”(1 Pedro 5:8)
Sobre este
particular, el comentarista de la Biblia de Estudio de la Vida Plena, publicado
por Editorial Vida, anota: “Una de las principales defensas del creyente contra
los ataques de Satanás es estar consciente de los continuos esfuerzos del
enemigo por aventajarlo y alejarlo de la devoción a Cristo”.
Téngalo
presente siempre: nuestro adversario espiritual no descansa. Sus ataques son
continuos. Día y noche concibe planes para destruir a los cristianos. Si se
descuida, sin duda podrá ser víctima de sus ataques. La solución está en
caminar fieles de la mano del Señor Jesús y desarrollar intimidad con Dios en
oración.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.