Esencialmente,
estamos comprometidos a tomar la verdad de la Palabra de Dios y aplicarla a
nuestra vida, por ejemplo a nuestra vida moral, financiera, relacional y sexual.
Esta es la
razón por la que Pablo nos dice que necesitamos ponernos el Cinturón de la
Verdad antes de salir a las batallas espirituales que nos rodean. Él dice:
“Manténganse firmes, pónganse el cinturón de la verdad.” (Efesios 6:14a PDT).
El Cinturón
de la Verdad sostiene todo. Sin verdad, tu vida se cae a pedazos, y te invade
la oscuridad espiritual.
Nos ponemos
el Cinturón de la Verdad al vivir en integridad. Integridad viene de la palabra
“integer” que significa “unidad de uno”. Tu vida de integridad no son las
porciones de la torta. Es ser la torta completa.
Para vivir
una vida de integridad, no solo es conocer la verdad; vívela. Como tu cinturón,
la integridad te da estabilidad. Te mantiene unido en medio de tiempos
difíciles. Te da la fortaleza tan necesaria.
Por
supuesto, vivir en integridad no significa perfección. No significa hacer
siempre lo que es correcto. Si la perfección fuera la medida para la
integridad, nadie la alcanzaría. Todos tropezamos de vez en cuando.
Para vivir
en integridad, deja que las personas vean en el exterior lo que sucede en el
interior. Significa que lo que ves es lo que hay.
La
hipocresía es el gran enemigo de la integridad. Practicamos la hipocresía
cuando conocemos la verdad y no la ponemos en práctica. Es cuando lo que
decimos no es lo mismo que lo que hacemos.
Y esto es
peligroso – muy peligroso. La falta de integridad en algún área de tu vida te
dejará vulnerable a las flechas de Satán. De hecho, en el momento en que
comienzas a segmentar tu vida en diferentes porciones – tu vida de iglesia, tu
vida de familia, tu vida sexual, etc. – has perdido tu integridad. No estás
viviendo lo mismo en cada área de tu vida.
¿La vida te
resulta abrumadora? ¿Sientes que la oscuridad está ganando la batalla en tu
vida? Lo hará siempre que vivas una doble vida. Chequea tu integridad. Haz lo
que la Palabra de Dios enseña en cada área de tu vida, no solo cuando y donde
es más conveniente. No tienes esperanza sin este tipo de integridad.
Reflexiona
sobre esto:
¿En qué
áreas de tu vida te es más fácil o más difícil vivir la Palabra de Dios?
¿Cómo debes
trabajar en tu relación con Cristo para que lo que muestras en el exterior sea
un reflejo de un caminar spiritual poderoso?
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