Siempre que
uno está en compañía de un grupo de doctores, dentistas, profesores, líderes
religiosos, trabajadores de funerarias, y en general con profesionales que
trabajan con público, uno se entera de historias interesantes. Pero las mejores
anécdotas pueden ser la de los agentes de la policía.
No hace
mucho, un agente de la patrulla de caminos de Missouri contó lo que le dijo un
joven que iba manejando a 80 millas por hora, cuando lo permitido era 55.
Cuando el agente le pidió una explicación por violar el límite de velocidad, el
joven le dijo que una abeja había entrado en su carro y le estaba volando
alrededor de la cabeza, por lo que iba a 80 mph porque sabía que las abejas no
pueden volar a esa velocidad…
Por su
parte, un agente de Dakota del Sur contó la historia de una señora a la cual
había parado por ir conduciendo a exceso de velocidad, excusándose ella que era
a causa de un incendio. El agente le preguntó: “¿Dónde es el incendio?”, a lo
que ella le dijo que, antes de salir de su casa para ir a trabajar, había
armado unas bombas para matar insectos, pero que se había olvidado de sacar el
canario de la casa, por lo que se volvía de prisa para salvar al pobre
pajarito…
Supongo que
todos inventamos nuestras propias excusas. Ya Eva inventó una excusa, diciendo
que la serpiente la había engañado. Cuando DIOS le preguntó a Adán qué había
hecho, él también puso una excusa, echándole no sólo la culpa a Eva, sino
también al mismo DIOS. En otras palabras, Adán le dijo a DIOS: “DIOS, todo es
culpa tuya; si no me hubieras dado a esta mujer por esposa, te aseguro que yo
nunca hubiera cometido ese pecado”.
Sí, todos
tenemos siempre la mejor excusa a mano… y no debería ser así. A DIOS no le
gusta oír nuestras excusas, y tampoco las necesita. Lo que ÉL espera de
nosotros es la verdad. ÉL quiere que seamos como el salmista, y digamos: “Voy a
confesar mi maldad, pues me pesa haber pecado”. Si confesamos nuestros pecados,
DIOS nos da Su perdón y Su paz. 1 Juan 1:9 nos dice: “Si confesamos nuestros
pecados, DIOS, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda
maldad”.
El
reconocimiento es clave para que DIOS pueda perdonarnos; si nosotros no
reconocemos nuestro error, si no reconocemos que necesitamos ir delante del
Señor y pedirle perdón, difícilmente nuestro estado cambiara. Si tú puedes
reconocer el error en el que has caído y no solo reconocer sino que ir delante
del Señor y arrepentirte y recibir Su perdón entonces, tu vida recibirá un
cambio extraordinario. DIOS quiere perdonarte, ÉL quiere restaurar tu vida y
restaurar esa comunión intima contigo; no te reproches tantas cosas, no saques
en cara tus errores, no te pelees contigo mismo, solo ve delante del Señor y
confiesa, no ocultes nada y reconoce tu error, arrepiéntete y entonces DIOS te
perdonará.
ORACIÓN:
Padre Celestial, te pido que cuando llegue el momento de presentarme ante Ti,
lo haga con un corazón limpio. Dame la madurez espiritual para no pretender
inventar excusas o esconder mi pecado. Por el contrario, ayúdame a llegar ante Tu
presencia y confesarte que soy pecador, para que Tú puedas ser misericordioso
conmigo, de tal manera que, ya perdonado, pueda vivir como un verdadero hijo
tuyo. En el nombre de Jesús te lo pido.
Amén.
El
Versículo del Día
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