Proverbios
22.6 nos dice: “Instruye al niño en el camino, y aun cuando fuere viejo no se
apartará de él”. ¡Qué gran responsabilidad para los padres! Las crónicas del
linaje real (1 R 15-16) muestran que nuestro grado de sometimiento a Dios se
refleja a menudo en la vida de nuestros descendientes.
Es cierto
que los hijos, a la larga, crecerán y tomarán sus propias decisiones. Hay
padres devotos que sufren por las malas decisiones de sus hijos. Asimismo,
algunos hijos que han tenido un trasfondo de esclavitud al pecado, se han
convertido en personas virtuosas e íntegras.
Como
padres, hemos recibido una tarea muy importante: modelar y enseñar a vivir a
nuestros hijos de acuerdo con la Palabra de Dios. Felizmente, no tenemos que
depender de nosotros mismos por sabiduría. Ser buenos padres implica oración,
autoevaluación, buena orientación espiritual, y corrección cuidadosa.
Comience
pensando en cómo respondería usted las siguientes preguntas: ¿Qué lugar tendrán
Cristo, la Palabra de Dios, y la iglesia en la vida de mis hijos? ¿Buscarán la
dirección de Dios como la guía por excelencia para tomar sus decisiones?
¿Desarrollarán relaciones fuertes con personas temerosas de Dios? Al buscar
respuestas, pídale a Dios que le indique la verdad, ya que el autoexamen puede
ser difícil.
Al pensar
en su influencia como padre o madre, espere ver aspectos positivos y negativos.
El objetivo no es la autocondenación. Aunque sus hijos sean ya adultos, puede
pedirles perdón, decirles lo que ha aprendido, y ser ejemplo de una vida
piadosa, comenzando ahora mismo.
Deuteronomio
6:
6 Y estas
palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las
repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
Fuentes: En
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