GÁLATAS 1: 6 Estoy
maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia
de Cristo, para seguir un evangelio diferente.
7 No que
haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el
evangelio de Cristo.
8 Mas si
aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del
que os hemos anunciado, sea anatema.
9 Como
antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente
evangelio del que habéis recibido, sea anatema.
La Palabra
de Dios es la verdad que vive y tiene el poder de penetrar el alma humana (He
4.12). Piense en cuán poderosa es la Biblia: puede cambiar los corazones,
salvar vidas de la condenación eterna, y dar esperanza a quienes no tienen
ninguna. ¿Es de extrañarse, entonces, que la Biblia sea un campo de batalla de
Satanás? El diablo hará todo lo posible para destruir su mensaje y su verdad.
De hecho, este ha sido el objetivo permanente de nuestro enemigo desde que
decidió alejarse de Dios.
Nuestro
Padre celestial nos ha permitido, misericordiosamente, conocer de antemano el
resultado de esta batalla permanente: la verdad prevalecerá. Pero, aunque el
Señor tendrá la victoria final, Satanás puede ganar terreno entre las personas.
Sus tácticas son peligrosas y engañosas para los incautos. Por esta razón,
debemos evitar cuidadosamente sus ataques, que son difíciles de reconocer, a
menos que estemos preparados.
La falsa
enseñanza es una de las tácticas preferidas de Satanás para descarriarnos. A
primera vista, esa enseñanza parece armonizar a menudo con la Palabra, pero no
se deje extraviar por el engaño. Dos cosas son esenciales para mantenerse firme
en contra de esas escurridizas falsedades: estar bien anclados en la verdad de
la Palabra de Dios, y escuchar su Espíritu. Solamente entonces podremos
reconocer el error y evitar las trampas de las mentiras de Satanás.
El enemigo
anhela descarriarnos para hacernos inútiles para el reino, y mantener nuestras
almas lejos de la salvación que se encuentra en Cristo. Por tanto, prepárese
para la batalla. Crezca en el conocimiento de la verdad, y apóyese en el
Espíritu de Dios, para que Él le guíe momento tras momento.
Fuentes: En
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