Relato: Y muchas veces me siento sola y desesperada
por eso. La mayoría de mis amigas tienen a alguien con quien compartir sus
sentimientos y yo no. A veces me siento triste, a veces confundida. Sé que debo
esperar a la persona correcta, a quien Dios tenga preparado para mí, pero no sé
si podré tener la paciencia suficiente. Creo que tengo miedo de caer ante el
primer chavo que se me acerque. Me desespera mi situación. ¿Qué puedo hacer?
Cuando yo
me encontraba en una situación similar durante mi juventud, mi pastor me dijo
con mucha certeza “¡Disfrútalo!” Inicialmente pensé que se estaba burlando de
mí, pero luego entendí lo emocionante que podía ser el aprender a esperar y ver
a Dios trabajar en cada detalle de mi vida.
Dios no te
ha olvidado, solamente está llevando a cabo su plan estratégico, que es lo
bueno, agradable y perfecto (Romanos 12:2). Si te unes a él y le dejas actuar,
verás cómo, en el tiempo perfecto, estarás lista para tener un noviazgo
exitoso.
Cinco pasos de preparación para un noviazgo
exitoso:
1. Fórmate el hábito y la disciplina de orar al
respecto. La
oración es un recurso fantástico que Dios nos ha provisto para comunicarnos con
él y presentarle las cosas que necesitamos. Dios espera que le pidamos (aunque
él ya conoce nuestras necesidades), pero espera que lo hagamos con
inteligencia. Si lees I Juan 5:14 te darás cuenta que Dios nos responde cuando
nuestras peticiones son de acuerdo con su voluntad. Es decir que si pides algo
que él quiere darte, en efecto lo recibirás. Ora entonces pidiendo a Dios que
te prepare para ser una novia que le honre, que él trabaje en la vida de quien
será tu novio, que él arregle las circunstancias para que se conozcan, etc.
Asegúrate de orar por cosas que sabes que son el deseo de Dios. Quizás puedes
leer Efesios 5:21-33 y orar para que Dios les prepare a cumplir su voluntad.
2. Fórmate el hábito y la disciplina de orar al
respecto. ¡Otra
vez! Quiero hacer énfasis en la oración, porque creo que a veces no creemos en
el poder de la misma. Casi siempre, cuando estamos angustiados o nos sentimos
solos porque no tenemos una pareja, buscamos a nuestros amigos, les contamos lo
que hay en nuestro corazón, y les pedimos un consejo para sentirnos bien. Creo
que esto puede ser bueno. Pero, ¿no crees que sería todavía mejor si también
nos acercáramos a Dios? Filipenses 4:6,7 nos asegura que la forma de tener paz
en el corazón y los pensamientos es hablar con Dios respecto a lo que nos
preocupa. No debemos desesperarnos, sino orar. Por tanto, cada vez que te
sientas sola, deprimida o confundida, por favor, no olvides orar.
3. Arriésgate y confía en Dios. Uno de mis pasajes favoritos (que
me ayudó en gran manera en mis años de soltería) es Salmos 37:4,5. El desafío
es que, cuando tenemos alguna petición en nuestro corazón (dicho sea de paso,
¿te das cuenta que los versos hablan del corazón, de nuestras emociones? ¡A
Dios también le interesan nuestros sentimientos!) la mejor alternativa es
encomendar a nuestro Dios nuestra vida y confiar en él. ¡Esto es un riesgo en
el que nunca podemos perder! Me cuesta encomendarle mi vida a alguien más
(siento desconfianza), pero es distinto cuando sé que los pensamientos que Dios
tiene para mí son de bien y no de mal (Jeremías 29:11). Es por eso que resulta
mucho más inteligente confiar en Dios para que prepare los detalles necesarios
en nuestra vida. No te apoyes en tu propia inteligencia o habilidad para
conquistar a un muchacho; descansa en Dios, y él hará.
4. Disfruta e invierte en el tiempo de amistad. Estoy plenamente convencido que uno
de los propósitos principales de involucrarnos en una relación de noviazgo es
llegar a conocernos y tomar una decisión sobre la posibilidad de contraer
matrimonio. De igual manera, estoy totalmente convencido que la mejor forma de
empezar un noviazgo es una vez que hemos podido desarrollar una buena amistad
juntos. Cuando invertimos en ser amigos, nunca podemos perder. Es decir, cuando
nos acercamos a alguien sin esperar recibir nada, más bien procuramos dar y ser
de bendición (Proverbios 17:17), entonces no podemos ser decepcionados. Pero
cuando nos acercamos a alguien buscando que sea nuestra pareja, puede que las
cosas no salgan bien. Así, si invertimos en una buena amistad, si Dios lo
permite, habremos preparado mejor el terreno para un futuro noviazgo. La clave
está en mantener en mente una expectativa siempre: dar, sin esperar recibir.
Dios te ha colocado en un círculo de amigos y amigas a quienes puedes amar (sin
esperar nada a cambio) y conocer (su carácter, prioridades, valores, anhelos).
Invierte en ellos y ganarás excelentes amigos para toda la vida.
5. Busca al menos un confidente a quien
rendirle cuentas. Proverbios
11:24 y 12:15 nos recuerdan la gran importancia de contar con consejeros sabios
que pueden orientarnos en nuestras decisiones. Creo firmemente que todos
debemos tener cerca a buenos amigos, creyentes, espiritualmente maduros, con
quienes podamos platicar abiertamente, con toda libertad y confianza. Alguien
que va a escuchar acerca de nuestras luchas, de nuestros fracasos, de nuestros
éxitos, con espiritualidad (Gálatas 5:22,23). Alguien que va a orar por
nosotros (y con nosotros), que va a pedirnos cuentas de nuestros progreso, y
según sea el caso, felicitarnos o llamarnos la atención. Particularmente cuando
nuestras emociones nos confunden, es muy valioso contar con alguien
emocionalmente estable que nos ayude a ver con una perspectiva más objetiva la
situación por la que atravesamos. Quizás este confidente puede ser tu pastor,
tus líderes de jóvenes, tus padres o amigos cercanos. No camines por la vida
sin la compañía de alguien en quien puedas confiar.
Dios valora muchísimo las relaciones, porque él
es un Dios que se relaciona con nosotros. De hecho, lo más importante en la vida, es
aprender a desarrollar nuestras relaciones con un amor excelente (Mateo
22:34-40). Por lo tanto, él toma muy en serio una relación de amistad, de
noviazgo o de matrimonio. Si tú lo haces también y obedeces los consejos del
Dios de las relaciones, entonces evitarás los peligros que pueden herirte y
¡disfrutarás mejor la vida que él te ha regalado!
Por:
Liderazgo Juvenil de Reflexiones Cristianas
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