ABC.es | Primero fue el suicidio de la adolescente
canadiense Amanda Todd, de 15 años, después el de Gauthier, un joven francés de
18, le siguió el de la joven neoyorkina Felicia García, de 15, a esta le
sucedió el del holandés Tim Ribberink, de 2o años, y ahora le ha ocurrido a una
menor de 16 años en España. La ola de suicidios por casos de acoso escolar ha
convertido este otoño en el más negro que se recuerda.
Pero, ¿es
posible detectarlo a tiempo en casa? El profesor de psicología de la
Universidad Abad Oliba CEU (Barcelona), Paulino Castells, autor del libro
«Víctimas y matones», nos ayuda a descubrir determinados cambios en el
adolescente que pueden llevar a los padres a ofrecer ayuda a sus hijos.
1. Observar
si hay un cambio de carácter repentino en el niño o adolescente. «Esto siempre es una llamada de
atención a los padres de que algo le está pasando al chico», indica este
experto. «Si el niño antes era abierto, dicharachero, expresivo... y de pronto
se vuelve huraño, introvertido, reservado... es que algo ocurre». Castells
advierte de que detectar esto también dependerá mucho de «la fluidez de
comunicación que haya en esta familia, y de la capacidad receptiva de los
padres ante cualquier información que aporten los hijos. Si es alta y hay
confianza, habrá mayor precocidad a la hora de detectar el acoso, que si es un
chaval reservado».
2. Si el
chico nunca invita amigos a casa. «Si no trae nunca a compañeros de clase a
casa, si no le convidan a ninguna fiesta... En ese caso, hay que indagar qué
pasa», advierte Castells. A su juicio, el niño solitario sin amigos «es como
una luz roja que dice: "venid, venid y atacarme, estoy solo e
indefenso"». La soledad, prosigue, «es un motivo de atracción para
cualquier "matón" o "verdugo" escolar. Y es un factor que
implica de forma automática la inhibición de los compañeros».
Este especialista
en adolescentes señala que otro detonante del inicio de acoso puede ser que la
víctima sea «algo diferente de los demás. Cualquier defecto físico, como que
lleve gafas, que tenga orejas de soplillo, que presente un poco de
sobrepeso...».
3. Ropa o
material escolar roto. Si el niño vuelve a casa siempre con la ropa o el material excesivamente
deteriorados y no sabe dar explicaciones claras al respecto.
4. Presenta
heridas frecuentes en lugares raros. Este psicólogo aclara que normalmente, si un
chico se hace una herida él solo, se la hace en la parte frontal del cuerpo.
Sin embargo, si se la provoca un tercero, suele ser en la parte trasera, en las
espaldas, las nalgas.
5.
Manifiesta temor a la escuela o presenta síntomas psicosomáticos como dolor de cabeza, barriga,
hasta fiebre... Especialmente la mañana del lunes o después de un festivo.
«Cuando existe un salto en el nivel de ansiedad la noche antes, o se produce
una vigila ante el próximo día escolar. Yo lo llamo el "síndrome
del domingo noche".».
6. Cuando
el joven escoge itinerarios extraños para acudir al colegio. «Porque el acoso no
solo sucede en el patio, también a las puertas de los centros, cuando no
en casa por internet», recuerda Castells.
7. Cambio
en el carácter.
El chico está triste, pensativo e, incluso, gime y llora cuando está dormido.
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