Marcos 13, 24-32 Estábamos en casa de Víctor celebrando su
cumpleaños cuando él propuso una idea.
“Vamos a
abrir la Biblia en cualquier sitio y a leer un párrafo a ver qué nos dice en
este momento”. Lo complacimos, naturalmente, y el párrafo que salió fue este:
“La dificultad produce firmeza; la firmeza, calidad; la calidad esperanza; y
esa esperanza no defrauda, porque el amor que Dios nos tiene inunda nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado”.
(Romanos 5, 3-5) Nos quedamos en silencio un ratito,
tragándonos esta idea como una promesa y luego compartimos lo que nos había
enseñado Dios con estas palabras.
Le aseguro
que a pesar de los años transcurridos nunca he olvidado este pequeño párrafo, y
cada vez que me viene alguna dificultad, lo recito de memoria en mi mente, y me
vuelve a confortar.
Siempre he
entendido que tener esperanza es confiar en que algún día sucederá lo que
deseamos, pero muy recientemente me he encontrado con otro enfoque que ha
redefinido y ensanchado mi esperanza, y espero que a usted le sea de gran
utilidad conocerlo.
Dice T. Keating, un sabio actual, lo siguiente: “El sentimiento de la esperanza es
espontáneo, y es la reacción automática a un bien que es posible, pero que aún
no se ha alcanzado”.
Y ahora viene lo bueno: “Pero la virtud teologal no es esa
clase de esperanza. No es acerca del futuro para nada. Tampoco es acerca del
pasado. Es más bien la aceptación de la infinita misericordia de Dios ahora.
Así que esta misericordia no está basada en nada que hayamos hecho o dejado de
hacer, sino es simplemente parte de la gracia gratuita, en la cual Dios está
dispuesto a olvidar todo el pasado, y preferiría que le confiásemos enteramente
el futuro a Él, y que no pensáramos acerca de esto. Así que es un movimiento
hacia el interior del momento presente. No se basa en cuán bueno o malo has
sido, sino dónde te encuentras ahora.
Esto es
tremendamente liberador de toda la carga del pasado… nuestras virtudes no
significan nada y nuestros pecados ya no significan nada. Estamos completamente
presentes en el momento presente, no importa lo que Dios quiere que este sea…”.
“Así que nos invita a que nos olvidemos del yo” Excúseme si este párrafo le ha
resultado muy largo, pero creo que encierra una sabiduría tremenda, y una
revelación de quién es verdaderamente Dios, que de ninguna manera es un ser
amenazador, sino, al contrario, es la infinita misericordia.
La pregunta de hoy Deme un ejemplo de la virtud de la esperanza.
Teresa
Martín, una simple jovencita que murió a los 24 años, es una de las cuatro
mujeres nombradas Doctora de la Iglesia en toda la historia, por la sabiduría
que Dios le concedió. He aquí dos ideas que Dios le revelo: “La vida del alma
consiste en el abandono, y no en la conquista”.
Y esta
otra: “Despega tu corazón de las preocupaciones de la tierra, y luego ten la
seguridad de que Jesús hará todo lo demás”.
Sta. Teresita de
Lisieux.
Por Luis García Dubus, Santo Domingo, Listín Diario
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