Lectura: 2
Corintios 5:12-21 | Yo, la luz, he venido al mundo… —Juan 12:46
A mi amiga
Ana, las personas suelen detenerla en la calle para pedirle que les dé
indicaciones sobre cómo llegar a alguna parte. Esto le ha sucedido aun en otros
países donde es extranjera. Ella se pregunta si será porque tiene cara de buena
persona y parece confiable. Yo sugerí que tal vez se debía a que da la
impresión de saber hacia dónde está dirigiéndose. Otra amiga dijo que quizá sea
porque atrae a los perdidos.
Todos estos
atributos deberían ser una realidad en sentido espiritual en el pueblo de Dios.
Como creyentes, tenemos un propósito y una meta, sabemos hacia dónde vamos y
cómo llegar hasta allí. Esto nos da confianza mientras seguimos adelante
cumpliendo el llamado del Señor para nuestra vida. Cuando los demás perciban
esta clase de confianza, los perdidos se nos acercarán para que les indiquemos
hacia dónde ir.
Dios
siempre ha mantenido una presencia en la tierra para que la gente pueda
encontrarlo. Su primera manifestación para el mundo fue la nación de Israel
(Isaías 42:6). Después, Salomón oró para que el gran nombre de Dios atrajera a
la gente hacia Él (1 Reyes 8:41-43). La luz de la nación judía alcanzó su punto
culminante con Jesús, «la luz del mundo» (Juan 9:5). Y ahora, los seguidores de
Cristo deben ser los que iluminen a la humanidad (Mateo 5:14). Como tales,
tenemos la responsabilidad de mostrarle a la gente qué debe hacer para
reconciliarse con Dios (2 Corintios 5:18).
—JAL
Para sacar
a otros de la oscuridad del pecado, deja que vean tu luz.
Fuentes: el
Versículo del Día
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.