¡Los
científicos dicen que no puede ocurrir!
¡Es imposible!
La teoría
de la aerodinámica es muy clara. Los abejorros no pueden volar.
Se debe al
tamaño, el peso y la forma del cuerpo del abejorro no está en relación al
tamaño de sus alas, lo que, aerodinámicamente, hace imposible que pueda volar.
El abejorro
es demasiado pesado, ancho y largo para volar con alas tan pequeñas.
Sin
embargo, el abejorro sabe todas esas proporciones y datos científicos y vuela.
Dios creó
al abejorro y le enseñó a volar. Obviamente que el abejorro no le preguntó a
Dios sobre el problema de la aerodinámica.
Él,
simplemente, voló. Tampoco le preguntó a Dios si sabía lo que estaba
haciendo. Él, simplemente, voló. No se preguntó si Dios lo amaba, al darle
esas alas tan pequeñas. Él, simplemente,
voló.
Cuando Dios
nos creó nos equipó para la vida que tenemos por delante. Dios sabe los planes que tiene para nuestra
vida.
Como nos
ama, nos prometió estar con nosotros, enseñarnos, guiarnos, ser nuestra
roca. Todo lo que tenemos que hacer es
confiar y obedecer.
Dios no
está limitado por nuestra comprensión de cómo suceden las cosas. Sólo porque no
vemos algo, no significa que no sea real.
La fe es,
verdaderamente, la sustancia de las cosas que no se ven. A veces, la vida es inexplicable y sucede lo
imposible.
No siempre
podemos explicar las cosas.
Y el hecho
de que no entendamos cómo se hace algo, no significa que el Dios Todo poderoso
no pueda hacerlo.
Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses
4:13
Fuentes: Renuevo de Plenitud
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