Por tanto,
tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y
habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros
lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies
con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe,
con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo
de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. – Efesios
6:13-17
La Biblia
nos enseña que como creyentes tenemos que estar ocupados en los asuntos del
Señor hasta que Él regrese. En el campo militar, ocupar significa “tomar
posesión o apoderarse de un territorio, de un lugar, etc., invadiéndolo o
instalándose en él”. Si queremos estar ocupados hasta que el Señor venga, la
mayoría de nosotros va a tener que cambiar de actitud y tener presente que
Jesucristo ya venció y ya obtuvo la victoria.
Así es:
Satanás fue derrotado y despojado en el Calvario. Él es quien está a la
defensiva, no nosotros. Es más, Jesucristo nos ha dado su armadura y su espada
para que las utilicemos contra el diablo para ponerlo a raya. Uno puede ser un
debilucho de 90 libras, pero si se pone la armadura de Dios el diablo nunca lo
notará, sino que saldrá huyendo como si hubiera visto a Jesucristo.
¿Qué le
parece eso? ¿Qué haría usted si fuera el diablo y se encontrara cara a cara con
un creyente vestido con la armadura, el yelmo y las armas de Dios? Siempre y
cuando ese creyente se limite a hablar las palabras de Dios, usted creerá que
es el Señor quien está dentro de la armadura.
No se le
olvide ninguna cosa de la armadura que se le ha dado, póngasela toda siempre.
Haga que el diablo esté siempre a la defensiva, y usted ocúpese en los asuntos
del Señor hasta que Él vuelva. Lucas 12:35-44
Por Kenneth
Copeland
Fuentes:
Devocionales Cristianos
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