¿Alguna vez
te has enojado con Dios?, yo sí. Y es que aunque queramos negarlo hay ocasiones
en las que nos enojamos con Él, quizá porque las cosas no salieron como
esperábamos o porque no nos respondió de la manera que queríamos o porque
simplemente nunca hubo una respuesta y su silencio fue lo único con lo que nos
encontramos.
A veces
llegamos a los extremos de enojarnos con Dios por cosas que nosotros mismo
buscamos, por resultados que tejimos a base de malas decisiones y terminamos
culpando a Dios de nuestro mal.
¿Has
escuchado frases como: “Porque Dios no hizo nada para evitar que tomara esa
decisión” ó “Porque Dios no me detuvo antes de equivocarme”?, pues yo sí.
Esto es
algo que todos en algún momento de nuestra vida hemos pensado; cuando las cosas
salen mal solemos preguntarnos el por qué Dios no hizo nada para evitar eso que
ahora nos atormenta.
Hay algo
que debemos aprender o por lo menos ir aprendiendo, y es que somos dueños de
nuestras propias decisiones, Dios jamás te obligara a tomar una decisión, Él
siempre respetara tu libre elección aun cuando ese elección te lleve a
resultados difíciles, Él siempre estará allí para tratar de guiarte, para
tratar de dirigirte, pero al final serás tú quien tome la decisión, muchas
veces orientado por tus instintos humanos y otras veces dejado llevar por la
voluntad de Dios y no por la tuya.
Algunas
personas están enojadas con Dios porque un familiar que amaban murió de una
forma que aparentemente no se merecía, otros porque su familia quizá se
desintegro y aparentemente Dios no hizo nada, algunos jóvenes están enojados
con Dios porque no lograron entrar a la universidad que querían, o porque el
chico o la chica que se suponía que era el amor de su vida, se fue de su lado
para nunca volver. Muchos otros están enojados con Dios por la vida que tienen,
porque el dinero jamás les alcanza o porque no tienen un empleo, muchos otros
se enojan con Dios porque se sienten frustrados de su vida y creen que Dios
jamás les prestó atención.
Amado amigo
y amiga, ¿Por qué te enojas por cosas que quizá en su momento pudiste evitar o
por cosas que tienen que pasar porque está escrito para todo hombre que viva
una vez y después el juicio?
Al pensar
sobre el enojo que muchas veces sentimos en contra de Dios se me viene a la
mente la historia de Jonás, si, aquel hombre que huyo de la presencia de Dios
para no ir a predicar a Nínive una ciudad llena de gente mala, pero Dios trata
con Jonás y al final este termina yendo a predicar a la ciudad que Dios le
mando. Después que Jonás decide ir a predicar a Nínive la gente se arrepiente y
buscan el perdón de Dios, nuestros Señor como es grande en misericordia tuvo a
bien perdonarlos al ver el arrepentimiento genuino que la gente de Nínive
mostraba; pero al ver que Dios perdona a Nínive Jonás se enoja porque ahora
Dios ya no cumpliría lo que había dicho, esto era: Destruir a Nínive, entonces
la Biblia narra lo que Dios le dice a Jonás: “Dios le preguntó a Jonás: —¿Qué
razón tienes para enojarte así?” Jonás 4:4 (Traducción en lenguaje actual).
Jonás
estaba enojado con Dios porque lo había hecho quedar mal ante la gente de
Nínive, porque ahora Dios los había perdonado, por esa razón Jonás decide salir
de la ciudad hacia un lugar desde donde podría verla para ver que le sucedía al
final, si Dios la destruiría o no. Estando allí decide construir un pequeño
refugio a base de ramas para protegerse del sol para esperar a ver qué le
pasaba a Nínive.
Entonces
Dios a pesar del enojo de Jonás hace lo siguiente: “Por su parte, Dios hizo
brotar una planta; ésta creció y cubrió el refugio de Jonás. Así Dios le dio a
Jonás una sombra mejor para que no sintiera tanto calor. ¡Jonás quedó muy
contento con aquella planta!” Jonás 4:6 (Traducción en lenguaje actual).
Es
increíble que a pesar de nuestra mala reacción que muchas veces tenemos frente
a las decisiones perfectas de Dios, Él se tome la molestia de velar por nuestro
bienestar.
¿Cuántos de
nosotros a pesar que nos hemos enojado con Dios hemos visto su mano poderosa
ayudándonos o protegiéndonos?, yo sí.
Dios tiene
una creatividad espectacular, Dios quería enseñarle a Jonás algo tan importante
a través de lo que estaba haciendo, por eso dice la Biblia: “Pero después, Dios
hizo que un gusano viniera al otro día, y picara la planta. Ésta pronto se
secó, y cuando salió el sol, Dios mandó un viento tan caliente que el pobre
Jonás casi se desmayaba. Era tanto el calor que Jonás quería morirse; por eso
gritó: —¡Prefiero morir que seguir viviendo!” Jonás 4:7-8 (Traducción en lenguaje
actual).
Jonás
nuevamente estaba enojado con Dios, porque la planta se había secado y el calor
era tan fuerte que casi moría, entonces Dios le dice a Jonás: “Entonces Dios le
preguntó a Jonás: —¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó esa
planta? —Por supuesto que sí —dijo Jonás. Sin ella, prefiero morirme” Jonás 4:9
(Traducción en lenguaje actual).
Acá viene
la enseñanza que Dios quería dejarle a Jonás a través de lo que él estaba
experimentando: “Dios le respondió a Jonás: —Estás preocupado por una planta
que no sembraste ni hiciste crecer. En una noche creció, y en la otra se secó.
¿No crees que yo debo preocuparme y tener compasión por la ciudad de Nínive? En
esta gran ciudad viven ciento veinte mil personas que no saben qué hacer para
salvarse, y hay muchos animales” Jonás 4:10-11 (Traducción en lenguaje actual).
La lección
era clara, a veces nos enojamos con Dios por cosas de las que no tenemos el
control y las cuales no nos pertenecen a nosotros, Dios es Soberano y Sabio, Él
hace todo perfecto, tiene un plan para todo, tiene todo controlado y jamás nada
se le puede escapar, ¿Por qué nos hemos de enojar entonces con Él?
Nosotros
tendemos a enojarnos por dos cosas: PRIMERO por las cosas que Dios hace, sin
darnos cuenta que lo que Él hace siempre lleva un objetivo y SEGUNDO por los
resultados que nuestras propias decisiones y acciones traen, como que si Dios
nos obligara a que tomáramos esa decisiones o realizáramos esas acciones.
¿Por qué
estas enojado con Dios?, ¿Qué culpa tiene Él de la consecuencias de tus
decisiones o acciones?, cada uno de nosotros somos responsables de las
decisiones que tomamos, Dios anhela que lo tomemos en cuenta siempre, que
vivamos para agradarlo y que tratemos de hacer su voluntad, es mas su Palabra
nos dice: “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” Salmos
119:105 (RV1960).
Si
tomáramos como base la Palabra de Dios para nuestro andar diario, entonces todo
fuera diferente, la Biblia dice que la Palabra de Dios es como un lámpara para
nuestros pies, pues alumbra nuestro camino, de esa manera podríamos estar
seguros de los pasos que damos y no tendríamos resultados desastrosos como los
que muchas veces tenemos cuando no tomamos en cuenta la Palabra de Dios y peor
aún, nos enojamos con Él por los resultados que obtenemos de nuestras malas
decisiones.
¡Vamos! No
te enojes con Dios, que el menos culpable de todo lo que pueda estarte pasando
en estos momentos es Él. Dios jamás querrá el mal para ti, al contrario si no
fuera por su misericordia sobre tu vida, hoy ni siquiera podrías estar leyendo
estas líneas.
Dios te da
vida y el simple hecho de que hoy estés leyendo esto, es porque Él ha sido tan
lindo contigo que te da el privilegio de tener las fuerzas para leer lo que Él
quiere decirte. ¿Vez como Dios no es tan malo como muchas veces crees?
No
disfraces a Dios de culpable de tu situación, es mejor que seas humilde y
reconozcas los errores que cometiste y pidas a Dios de su ayuda, porque estoy
seguro que su ayuda viene enseguida sobre tu vida.
A pesar que
la mayoría de veces somos los culpables de nuestro mal estado a través de las
malas decisiones que tomamos, Dios siempre se las arregla para darnos un final
feliz, un final que no merecemos, porque si fuéramos juzgados rígidamente según
nuestras acciones, muchos de nosotros ni siquiera estaríamos vivos, pero Dios
es Grande en Misericordia y Amor hacia nuestra vida.
Hoy es un
buen día para hacer las paces con Dios, hoy es un buen día para reconocer que
jamás debiste de haberte enojado con Él, si hay alguien con el que nunca
debemos enojarnos porque jamás tendrá la culpa de nuestro mal, es Él, Dios
busca lo mejor para nosotros y a pesar de estar pasando por tribulaciones,
desiertos o fuertes tormentas, Dios hará algo maravilloso en medio de todo y
nos hará salir victoriosos si tan solo lo buscamos con humildad y sencillez.
¡Nunca te
enojes con Dios!
Autor:
Enrique Monterroza
Fuentes: Aliento
Diario
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