Considere
una de las promesas más poderosas de toda la Palabra de Dios:
“Dios es
nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por
tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes
al corazón del mar; aunque…tiemblen los montes a causa de su braveza. Del río
sus corrientes alegran la ciudad de Dios, el santuario de las moradas del
Altísimo. Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al
clarear la mañana. Bramaron las naciones, titubearon los reinos; dio él su voz,
se derritió la tierra. Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro
refugio es el Dios de Jacob…que hace cesar las guerras” (Salmos 46:1-7, 9).
¡Qué
maravillosa palabra! He leído este pasaje vez tras vez, docenas de veces, y me
sigue dejando anonadado. La Palabra de Dios para nosotros acá, es tan poderosa
tan inconmovible, que nos dice: “Nunca más tendrás que temer. No importa si el
mundo entero esté en pánico. La Tierra puede temblar, los océanos pueden
levantarse, las montañas pueden desmoronarse hacia el mar. Las cosas pueden
entrar en un caos total, puede haber un alboroto completo alrededor tuyo. Pero
a causa de mi Palabra, tendrás paz como un río. Mientras todas las naciones
están enardecidas, poderosas corrientes de gozo brotarán hacia mi pueblo,
llenando sus corazones de alegría”.
Ahora
mismo, el mundo entero atraviesa un tiempo aterrador. Las naciones tiemblan por
el terrorismo, sabiendo que no existe región alguna que esté libre de amenazas.
Los problemas y los sufrimientos personales se multiplican. Pero, en medio de
todo, el Salmo 46 declara al pueblo de Dios en todo el mundo: “Yo estoy en
medio tuyo. Yo estoy contigo, a través de todo esto. Mi pueblo no será
destruido o sacudido. Voy a ser una ayuda siempre presente para mi iglesia”.
Dios sabe
que todos enfrentamos necesidades profundas; todos nos topamos con presión,
tentaciones, tiempos de confusión que hacen que nuestras almas tiemblen. Su
mensaje para nosotros, en el Salmo 46 es justamente para tiempos así. Está
diciendo que si nosotros nos entregamos al miedo, dejándonos derribar o
llenándonos de desesperación, estaremos viviendo absolutamente en contra de su
realidad en nuestras vidas.
Es vital
que usted entienda lo que el Señor nos está hablando en este Salmo. Nuestro
Dios está disponible para nosotros en cualquier momento, día o noche. Él está
continuamente a nuestra mano derecha, dispuesto a hablarnos y guiarnos. Y Él ha
hecho esto posible al darnos su Espíritu Santo para que habite en nosotros. La
Biblia nos dice que Cristo mismo está en nosotros, y nosotros estamos en Él.
(David
Wilkerson, fallecido)
Felix, felicitaciones por el blog, sólo un pequeño detalle, para que corrijas, en lugar de agarrarnos, en la frase de tu blog, mejor escribe: confiamos, apenas una sugerencia, ya que el verbo agarrar, es para los animales, pues tienen garras, para humanos el verbo correcto es: asir, ej.:... nos asimos de las promesas del Señor,
ResponderBorrarGracias por tu blog y disculpa el atrevimiento de este comentario. Bendiciones.
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