Tampoco
queremos hermanos que ignoréis acerca de los que duermen para que no os
entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que
Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron
en él. 1 Tesalonicenses 4:13-14
Muchos de
nosotros, aunque somos creyentes, hemos visto la aflicción y la tristeza como
parte tan natural de la vida que ni siquiera nos hemos preguntado si debe ser
así. En efecto, si somos sinceros, tenemos que admitir que hay veces cuando en
realidad queremos sentir lástima y tristeza por nosotros mismos.
¿Por qué
optamos por la tristeza? Porque la tristeza produce cierta satisfacción
emotiva. Ofrece una oleada de sentimientos que, al principio, son casi
embriagadores.
Pero la
aflicción y la tristeza son cosas peligrosas. Hace varios años, Dios me mostró
que la tristeza y la aflicción no son los sentimientos inocentes que creemos
que son. Las fuerzas tras estos sentimientos son en realidad seres espirituales
enviados por el mismo diablo para matar, hurtar y destruir.
Son parte
del bombardeo devastador y satánico que Jesús llevó sobre Él cuando murió en la
cruz (Isaías 53). Él experimentó el dolor y el quebranto para que nosotros no
tuviéramos que hacerlo. Si vienen a tocar a su puerta, recuerde que no son
sentimientos inocentes, sino que son enemigos mortales que Jesús ya venció en
el Calvario.
No viva
como los que no tienen esperanza. Usted es creyente. Sabe que Jesucristo murió
por usted y resucitó. Eso no sólo le da esperanza en lo que concierne a la
muerte física, sino que le da esperanza en toda situación. ¡No se entristezca!
Fuentes:
Devocionales Cristianos
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