¿Por qué
habrá sido que este hombre del que leemos en Juan 5:1-9 pasó treinta y ocho
años tendido al lado del estanque? No sólo tenía enfermo su cuerpo, sino
también su alma. La enfermedad del alma es mucho peor, y a veces más difícil de
tratar que la del cuerpo. Creo que el estado de su cuerpo y su alma le robaba
la confianza y hacía que se rindiera en forma gradual y pasiva.
Fíjese que
cuando Jesús le pregunta al hombre enfermo si “en serio” quería ser sano (Juan
5:6), él le dijo que no tenía quién lo ayudara a meterse en el estanque donde
podría sanarse. Jesús no se quedó allí a sentir lástima por ese hombre. En vez
de eso, le dio una instrucción muy específica: “Levántate, recoge tu camilla y
anda”. En otras palabras: “No te quedes allí tirado, ¡haz algo!”.
Jesús sabía
que la autocompasión no liberaría al hombre, así que no se preocupó por él. Le
tuvo compasión, que es diferente de la lástima emocional. Jesús no estaba
siendo severo, duro ni malo. ¡Estaba tratando de liberar a ese hombre!
La
autocompasión es un problema grave. Lo sé, porque viví muchos años
autocompadeciéndome. Me afectó a mí, a mi familia y al plan de Dios para mi
vida. Finalmente, Dios me dijo que podía seguir dando lástima o ser poderosa,
pero que no podía ser las dos cosas al mismo tiempo. Si quería ser poderosa,
tenía que dejar la autocompasión.
El haber
sido abusada sexualmente por aproximadamente quince años y haber crecido en un
hogar disfuncional me hicieron una persona insegura y llena de vergüenza.
Quería tener cosas buenas en mi vida, pero estaba atascada en la desesperación
y el tormento emocional. Igual que al hombre de Juan 5, Jesús tampoco tuvo
lástima de mí. En realidad, fue muy firme y aplicó mucho amor, pero su negativa
a dejar que me regodeara en la autocompasión fue una bisagra en mi vida. Ya no
he vuelto a caer en ese hoyo. Ahora, disfruto de una gran vida. Si quiere
rechazar la autocompasión, busque activamente a Dios y haga lo que Él le diga,
y así podrá tener usted también una vida maravillosa.
—Tomado de
La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación. Usado
con permiso.
Fuentes: Vida Cristiana
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.