La iglesia
está en el mundo, y no puede escapar a esta condición. Pero cuando el mundo se
cuela dentro de la iglesia, la “sal” de la misma pierde su sabor. Y eso es lo
que está sucediendo a medida que el mundo hace más y más profundas incursiones
dentro de la iglesia. Pero más grande aun es la amenaza contra nuestras
familias cristianas.
Los
educadores seculares han determinado sacar hasta con la raíz toda idea de Dios
o normas que exijan la buena conducta moral. Las teorías de la evolución se
enseñan desde la cuna hasta la tumba. La liberación femenil intenta ignorar la
Biblia y su autoridad. Los homosexuales han salido de sus escondites y se han
dedicado a “proclamar” su estilo de vida, demandando que se les dé
reconocimiento y que se enseñe este estilo hasta a los niños. Las drogas y el
alcohol siguen invadiendo las escuelas, colegios, las comunidades y los
hogares.
A
consecuencia de estos ataques combinados, los hogares están siendo quebrantados
en una manera u otra en cantidades alarmantes.
Hace unos
años, el mundo practicaba y sufría estos males, pero la iglesia estaba exenta
por lo general. El divorcio era un escándalo, y su consecuencia el estigma
social. El culpable era disciplinado y excomulgado, lo cual era evidencia de
una preocupación espiritual por estos males.
Ese no es
el cuadro que estamos viendo hoy. En las congregaciones, los divorcios y las
separaciones van en aumento. A consecuencia de esto, muchos hogares son
debilitados. Esta tendencia tiene que ser refrenada o la iglesia dejará de ser
la iglesia en una manera significante.
Queremos
dar unas sugerencias en cuanto a lo que los cristianos pueden hacer para
combatir estas tendencias que están amenazando nuestros hogares.
1. Hay que
darse cuenta que para que su luz brille en un mundo tan oscuro, usted tiene que
ser diferente —y estar dispuesto a pagar el precio por ser diferente. ¡Pero
vale la pena! Será conocido como una persona que tiene suficiente carácter para
sostener lo que cree. Y lo mejor de todo es que Dios le bendecirá, no sólo en
esta vida sino en la venidera.
2. Permita
que Dios vuelva a tener la preeminencia en su vida. Esto equivale a que usted
ponga a Dios y su reino en primer lugar, en todas las cosas.
3.
Establezca una norma inalterable de que su familia participe en las actividades
de la iglesia, incluyendo todas las reuniones o servicios de adoración.
4. Permita
que cada miembro de su familia encuentre un ministerio dentro de la iglesia, y
que lo cumpla fielmente. Los cristianos que trabajan en servicio de Dios son
gente feliz.
5. Restaure
al padre como la cabeza de la familia, según la voluntad de Dios, y que como
cabeza tenga la responsabilidad de educar a los niños con su debida disciplina
y dirección. Para esto es crucial ser buen ejemplo.
6. Hay
darle prioridad a Dios, no por buscar algún momento, sino por establecer un
tiempo específico en que él pueda ser honrado y venerado en el hogar. Los
devocionales en los hogares pueden ser útiles para este efecto. Esto permitirá
al mismo tiempo que la familia se una más y se solidifique más. En esto el
padre puede dirigir, pero no monopolizar.
7. En un
nivel más profundo, aparte cierta hora específica para ejercer su propio
desarrollo espiritual. Esto puede hacerse mejor al escuchar como Dios habla en
su palabra, y por hablar con él por medio de la oración. Esto es muy útil para
fortalecerse espiritualmente.
8.
Fortalezca también los lazos de unión entre los miembros de la familia,
planeando actividades que los acerquen más los unos a los otros. Para esto se
puede apartar una noche que sea exclusiva para estas actividades.
9. Anime a
su congregación a que se cuente con la orientación necesaria para fortalecer la
familia. Los sermones, o aun mejor, las series de conferencias pueden ser muy
útiles. Hay varios materiales audiovisuales que tratan de temas importantes de
la familia, los cuales pueden ser utilizados en clases bíblicas de la iglesia.
10. Y en el
caso de que haya hermanos que desobedezcan las enseñanzas bíblicas que tienen
que ver con las relaciones matrimoniales, hay que permitir que la congregación,
dirigida por ancianos o líderes consagrados, expulsen de la congregación a los
disidentes que rehúsen arrepentirse. Las infecciones tienen que ser
controladas, y la pureza de los cristianos, que han sido llamados a ser santos,
tiene que conservarse a toda costa.
Además de
estas sugerencias, hay otras maneras que pueden utilizarse para preservar
nuestras familias. Las que sean, hay que combinarlas para contribuir a salvar
nuestros hogares.
Fuentes: Reflexiones Cristianas
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