Leer |
Lucas 6.26-28 | Es prudente conocer algunas recomendaciones básicas para
enfrentar el abuso. El problema está tan extendido que, incluso si usted no lo
ha padecido, alguien cercano, probablemente sí. De haber recibido este consejo
mucho antes, tal vez yo hubiera podido responder mejor al abuso de mi
padrastro.
Busque la dirección de Dios. No existe una única manera de
enfrentar el abuso, porque cada situación es diferente. Van desde el irritante
acoso en la escuela, hasta la amenazante violencia doméstica. Las soluciones también
varían; condiciones extremas pueden requerir escapar de la situación. De manera
que no haga lo que otros dicen que harían. En vez de eso, pregúntele al Señor:
“¿Qué quieres que haga?” Acuda primero a la Palabra de Dios. Él nunca le dirá
algo que contradiga la Sagrada Escritura.
Ore por la persona abusiva. Por más difícil que parezca,
estamos llamados a orar, incluso por nuestros enemigos. Pídale al Señor que su
amor transforme la vida de su opresor; que éste pueda ver la maldad del abuso,
y que sea libre de esa conducta tan lesiva. Pídale a Dios que le dé a usted
discernimiento para entender la motivación del agresor, y pueda así ayudarle a
manejar mejor la situación.
Este
consejo no es fácil de seguir; orar por el opresor va en contra de nuestra naturaleza
humana y del mensaje común de nuestra cultura. Sin embargo, hay personas que
fueron víctimas de abuso, que testifican que el Señor no “desaprovechó” su
sufrimiento —y que hubo consecuencias positivas como resultado de esa
experiencia (Ro 8.28).
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