Leer | Juan
16.12-15 | Dios envía al Espíritu Santo para instruirnos personalmente en sus
caminos. Este es un regalo maravilloso del Padre celestial para toda persona
que decida seguirlo. El Espíritu Santo está indudablemente calificado para ser
nuestro Maestro divino: como miembro de la Trinidad, Él es omnisciente, al
igual que las otras dos personas de la Deidad. Y porque conoce toda la verdad,
puede dirigirnos (Jn 16.13).
Entonces,
¿cómo podemos sacar provecho de la enseñanza del Espíritu Santo? Primero,
debemos creer en Jesucristo y recibirle como Señor y Salvador. Todo creyente
recibe el Espíritu sin reservas, pero Él no está presente en las vidas de
quienes no se han rendido a Cristo. Por esta razón, la fe en Jesús es el primer
paso esencial.
Segundo,
debemos creer que la Biblia es la Palabra de Dios. En ella, el Señor nos
muestra su verdad, con el propósito de acercarnos más a Él. La Sagrada
Escritura es la revelación de Dios al hombre, y aunque todos sus 66 libros
fueron escritos por autores humanos, cada versículo de ella es totalmente
divino.
Tercero, en
vez de apoyarnos en nuestra capacidad intelectual, debemos depender del
Espíritu Santo para que nos enseñe. Los más admirados pensadores humanos no
pueden ni remotamente llegar a comprender la mente del Señor. Para el mundo, el
evangelio es locura, pero en realidad es poder de Dios (1 Co 1.18-25).
Las
maravillas del Señor son gratuitas y están al alcance de todos lo que invoquen
su nombre. Pídale al Señor, en el poder del Espíritu Santo, que bendiga su
estudio de su santa Palabra.
(En
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