LEA: Salmo
19:1-6 | Me encanta la naturaleza y alabar a su Creador, pero a veces me siento
erróneamente culpable de admirarla tanto. Entonces, recuerdo que Jesús la
utilizó como una herramienta de enseñanza. Para alentar a la gente a no
preocuparse, usó como ejemplo unas simples flores silvestres. «Considerad los
lirios», dijo, para luego agregar que aunque las flores no trabajan en
absoluto, Dios las viste de hermosura. Concluyó señalando que si Él viste con
tanta gloria algo temporal, sin duda hará mucho más por nosotros (Mateo
6:28-34).
Otros
pasajes de las Escrituras indican que la creación es una de las formas en que
Dios nos habla de sí mismo:
«Los cielos
cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos»
—escribió David—. «Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche
declara sabiduría» (Salmo 19:1-2).
«…los
cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez», declaró Asaf (50:6).
Y Pablo
escribió: «Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se
hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa» (Romanos 1:20).
Dios nos
ama de tal manera y desea tanto que lo conozcamos que se ha manifestado
dondequiera que miremos.
Podemos
sacar muchas lecciones del muestrario divino en la naturaleza.
(Nuestro
Pan Diario)
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