sábado, 22 de febrero de 2014

La planificación y la oración


 Leer | Lucas 14.28-30 | En el pasaje de hoy, el ejemplo de construcción de una torre dado por Jesús, demuestra la importancia de planificar y usar los recursos de manera inteligente.

 Todo plan financiero debe estar acompañado de oración. Primero, pida a Dios la sabiduría para entender sus enseñanzas sobre el dinero, y de cómo se aplican a su situación. Luego, pídale claridad en cuanto a los detalles.

El paso final es buscar la dirección del Señor para determinar si los hábitos de consumo están acorde con sus prioridades. Al evaluar esto, es útil dividir los gastos en categorías, incluyendo:

1. El apoyo económico a la iglesia local y los misioneros.
2. Las necesidades básicas de comida, ropa y vivienda.
3. Seguros, plan de jubilación y ahorros.
4. Deudas, tales como hipotecas, préstamos y tarjetas de crédito.
5. Gastos personales en actividades recreativas y gastos extras como teléfonos celulares, Internet, televisión por cable, restaurantes, vacaciones, etc.

Algunos de nosotros descubriremos que nuestras finanzas no concuerdan con los principios divinos, y eso puede ser desalentador. Si este es su caso, acuda al Señor con arrepentimiento, confiésele su pecado, y pídale la firmeza para manejar sabiamente los recursos que le ha dado.

La disciplina financiera es algo que se aprende. Exige el compromiso de vivir de acuerdo con la Biblia, el esfuerzo de cambiar malos hábitos, la aplicación para desarrollar nuevos, y fe para aprender a vivir de acuerdo con las prioridades de Dios. Somos bendecidos cuando planificamos teniendo como base la oración.


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