viernes, 28 de octubre de 2011

BOTIQUÍN DE EMERGENCIA


 Efesios 6:
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

Durante decenas de años, cada vez que hacía un viaje largo llevaba un botiquín de emergencia, pero nunca tuve que usarlo. Se convirtió en un elemento tan habitual que, la noche que realmente lo necesité, no podía recordar dónde estaba. Felizmente, mi esposa sí se acordaba.

Después de atropellar un ciervo en una oscura carretera rural, nuestro vehículo quedó completamente inutilizado. Mientras trataba de iluminar con una pequeña linterna, y tanteaba para evaluar el daño y llamar una grúa, mi esposa abrió el botiquín de emergencia, armó las balizas reflectoras y luego, para sorpresa mía, encendió la brillante linterna. Tiempo después, hablábamos de cómo las crisis pueden hacernos olvidar de los recursos que tenemos, justo cuando más los necesitamos.

Pablo instó a los efesios a ponerse «toda la armadura de Dios, para que [pudieran] estar firmes contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:11). Esta cubierta de protección incluye la verdad, la justicia, el apresto, la fe, la salvación y la oración (vv. 14-18). Aunque estos recursos espirituales nos resguardan todos los días, debemos recordarlos cuando sobrevienen los problemas y el enemigo trata de socavar nuestra confianza en el amor y el cuidado de Dios.

Utiliza el botiquín. «… tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes» (v. 13).

Reflexión: Dios provee la armadura, pero nosotros debemos usarla.

Fuentes: Nuestro Pan Diario

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