Reflexiones
Cristianas: Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios
arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. Deuteronomio 4:39.
En las
instalaciones del aeropuerto Benito Juárez, de México, se encuentra el “Taba
bar”, un restaurante en el cual las personas comen algo mientras esperan su
vuelo.
Faltan dos
horas para el mío; voy a Minatitlán, en el Estado de Veracruz. Mientras llega
la hora, abro la computadora y escribo este devocional. “Aprende y reflexiona”,
aconseja el versículo. El aprendizaje es el resultado de la reflexión: no
existe aprendizaje sin reflexión. Pero, vivimos en un mundo apresurado y no hay
tiempo para detenerse y pensar por qué las cosas son como son, o qué lecciones
podemos aprender de lo ocurrido.
El consejo
de hoy es que debemos reflexionar y aprender que el fundamento de una vida
realizada y feliz es saber “qué Jehová es Dios, arriba en el cielo y abajo en
la tierra, y no hay otro”.
Simple. Y,
al mismo tiempo, complicado. Simple, para el alma sencilla que abre el corazón
a Dios; complicado, para la mente extraviada en los laberintos del
racionalismo.
Con
frecuencia, Dios permite que el ser humano siga su propio rumbo. No discute
con él; lo deja avanzar por los caminos arriesgados que su naturaleza escoge. Quisiera
intervenir, detenerlo, decirle: “Hijo, ese camino te va a llevar a la
destrucción”. Pero, no puede: te dio libertad, incluso para abandonarlo, consciente
de la temeraria actitud que escogiste.
Sería tan
fácil buscar a Dios y tomar en serio sus enseñanzas; pero, el hombre moderno
prefiere escoger sus propios dioses: pequeños, manipulables; dioses de
plástico, incapaces de determinar lo que es bueno o malo. Que se limitan a dar
el visto bueno al extravío humano.
“Reflexiona
y aprende”, es el consejo de hoy. Detente. Deja de correr como si tuvieses
miedo de tu propia sombra. Piensa en la manera en que estás viviendo.
Reflexiona. Vuelve a pensar una y otra vez.
Si lo
haces, tus noches tendrán el brillo de las estrellas, y tus días, el
resplandor del sol. Verás que vale la pena vivir, aunque el dolor toque a la
puerta de tu corazón; aunque las dificultades aparezcan como nubes cargadas de
lluvia. Aprenderás a sonreír mientras los otros lloran, y a tener esperanza
cuando los demás desesperan.
Por eso,
hoy, no empieces el día sin recordar la amonestación divina: “Aprende pues,
hoy, y reflexiona en tu corazón que Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo
en la tierra, y no hay otro”.
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