miércoles, 5 de octubre de 2011

LA EXPLICACION QUE ME SALVO



Se complace el Señor en los que le temen,y en los que esperan en su misericordia.
Salmo 147:11.
 Su benignidad te guía al arrepentimiento.
Romanos 2:4.
Yo escuchaba atentamente a ese predicador que insistía en el arrepentimiento para tener la paz con Dios. «No se engañen –decía él– no pueden permanecer en el mal y conocer el amor de Dios». Pero, ¿cómo hacer para arrepentirme? ¿Cómo tener la fuerza para cambiar mi vida, si justamente tengo dudas y en el fondo no confío en Dios? Siento que estoy dando vueltas: debo arrepentirme para obtener la seguridad de mi fe, pero para arrepentirme, ¡justamente me hace falta la fe! Muy turbado, pregunté al predicador:

–¿Es necesario arrepentirse primero y creer luego, o al contrario, hacer al revés? –Primero confía en el Señor, créele, y lo demás seguirá, fue la respuesta.

–Pero Jesús dijo: “Arrepentíos, y creed en el evangelio” (Marcos 1:15). –Sí, repuso el predicador, pero no puedes arrepentirte si no tienes confianza en la bondad de Dios. No puedes renunciar al mal sin tener esperanza en Su amor. Una vez que te hayas vuelto hacia Dios, gustarás la dulzura de su perdón y tendrás esperanza. Entonces creerás plenamente en las promesas del Evangelio.

Esta explicación tocó mi corazón. Fui consciente de la bondad de Dios y supe que la fe era el camino correcto. Entonces avancé humildemente por ese camino, contando con el Señor. Luego él hizo lo demás. Me salvó y me ayudó a abandonar mis malas costumbres y a seguirle con una paz que crece cada vez más.

Fuente: Amen Amen

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