Si quiere
mejorar su aceptación propia y su opinión de sí mismo, decida aquí y ahora que
ninguna cosa negativa saldrá de su boca. La participación de nuestra fe se hace
eficaz con el conocimiento de todo el bien que está en nosotros por Cristo
Jesús, no en el conocimiento de todo el mal dentro de nosotros.
El enemigo
quiere que reconozcamos todo lo malo que hay en nosotros puesto que él no
quiere que la participación de nuestra fe sea eficaz. Él quiere que gastemos
cada minuto del día, reconociendo con nuestra mente y verbalizando con nuestra
boca lo malos que somos.
Como
acusador de los creyentes (Apocalipsis 12:9, 10), él trata continuamente de
cambiar nuestro enfoque para que, en lugar de concentrarnos en lo que somos en
Cristo, estemos atentos y abrumados por nuestras faltas.
El diablo
quiere bombardearnos con oportunidades para tener pensamientos negativos acerca
de nosotros mismos de manera que regresemos al patrón de pensamiento que
aprendimos cuando niños. De nuevo caemos en la decepción de que nuestro valor
está basado en lo que hacemos, y que valemos poco por culpa de nuestras fallas.
Una de las
razones por la cual es importante no hablar negativamente de uno mismo es
porque creemos más lo que decimos nosotros que lo que dicen otros. Pero cuando
verdaderamente entendamos quiénes somos en Cristo y veamos lo que Él ha hecho
por nosotros a través del derramamiento de su sangre, entonces entenderemos que
estamos insultando al Padre cuando meditamos excesivamente en nuestras faltas,
fallas, y fracasos. Hechos 10:15 dice: “…Lo que Dios limpió, no lo llames tú
común”.
En posición
correcta con Dios
Una de las
primeras revelaciones que Dios me dió de su Palabra fue su justicia. Al decir
“revelación” me refiero a cuando uno entiende algo de repente; hasta el punto
que se convierte en parte de nosotros. Es cuando el conocimiento no está sólo
en su mente, ya no es necesario renovar su mente porque ya no piensa si es
verdad o no. ¡Usted ya está convencido y sabe que es verdad!
Yo entendí
que era justa en Cristo porque Dios me dio un entendimiento de 2 Corintios
5:21: Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.
El poder
está en nuestra boca
Porque por
tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. (Mateo
12:37)
Si hablamos
mal acerca de nosotros, nos sentiremos condenados. Para vencer la inseguridad y
jamás pronunciar algo negativo acerca de nosotros mismos debemos aplicar como
primer paso lo que Jesús nos enseñó en este versículo acerca de hablar
positivamente. Hable con palabras que le den poder — no con palabras que lo
debiliten.
Por Joyce
Meyer - Mujer de Propósito
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