Marcos 8: 34
Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir
en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque
el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por causa de mí
y del evangelio, éste la salvará.
Me gusta
usar la palabra creyente cuando hablo de los hijos de Dios, ya que ella se
refiere específicamente a quienes han creído en Jesucristo como Salvador. Es
una población mucho más pequeña que aquellos que se autodenominan cristianos.
¿Pero sabía usted que aun menor es el número de quienes pueden ser llamados
legítimamente "seguidores"? Éstos son aquellos que obedecen con
pasión la voluntad de Cristo en todas las cosas.
¿Es usted
un creyente o un seguidor? Confiar en Jesucristo es fundamental, pero es solo
el primer paso de la fe. Nuestro objetivo primordial es hacer el largo viaje de
la vida siguiendo las pisadas del Señor, honrándole con nuestras acciones y
palabras, y creciendo siempre en sabiduría.
La vida de
un seguidor está resumida en la frase obediencia total. De hecho, el Señor
define como cristianos verdaderos a quienes demuestran su amor por Él guardando
su Palabra (Jn 14.23). Cuando se trata de obedecer a Dios, hay en realidad solo
dos respuestas: "Sí" o "No". Es tentador decir: "Sí,
pero…" como hicieron algunos discípulos potenciales del Señor Jesús, pero
esa es una manera indirecta de decir no (Lc 9.59). Los seguidores verdaderos
siguen siendo fieles al plan del Señor, ya sea fácil o difícil. Y además, lo
proclaman tanto en la bendición como en la calamidad, y van incluso a donde Él
los esté llevando.
Los
seguidores verdaderos buscan al Señor, porque saben que la recompensa es una
relación más estrecha con Él. No esperan únicamente pasar la eternidad con
Dios, sino que entienden que la eternidad comienza cuando lo acompañan en la
senda recta que Él ha puesto delante de ellos.
Fuentes: En
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