Oseas 14: 4 Yo sanaré su
rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
5 Yo seré a Israel
como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano.
6 Se extenderán
sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano.
7 Volverán y se
sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la
vid; su olor será como de vino del Líbano.
El pueblo de Israel había caído en pecado, y Dios quería que
Oseas le mostrara a la gente cuánto dolor le producía. Por eso, en los primeros
capítulos del libro de Oseas, leemos una historia extraña: El Señor le ordenó
al profeta que se casara con una prostituta llamada Gomer. Estando en la
posición de esposo fiel de una esposa infiel, Oseas experimentó un dolor
similar al que Dios sintió cuando Israel le fue espiritualmente desleal.
Cuando el profeta escribió el final de su libro, dejó claro
que, a pesar de la angustia que el pueblo de Israel le había causado al Dios
viviente, el Señor igualmente les prometía sanidad, perdón y prosperidad si
regresaban a Él: «Yo sanaré tu rebelión». Dijo: «Los amaré de pura gracia […].
Volverán y se sentarán bajo su sombra» (Oseas 14:4-7).
La vida de una persona que da las espaldas a Dios suele
caracterizarse por la culpa y la insatisfacción. El creyente realmente nacido
de nuevo que ha caído en un estilo de vida pecaminoso sabe, en lo profundo de
su ser, que la infidelidad espiritual tiene consecuencias graves.
No obstante, así como el Dios de gracia le ofreció perdón y
prosperidad a Israel, hoy también ofrece restauración al verdaderamente
arrepentido (1 Juan 1:9). ¿Has tomado malas decisiones que te hicieron
deslizar? Regresa. Arrepiéntete y busca restaurar tu comunión con el Señor hoy
mismo.
Reflexión: Nunca es demasiado tarde para comenzar de nuevo
con Dios.
Fuentes: Nuestro Pan Diario
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