Proverbios 18:
9 También el que es negligente en su trabajo
Es hermano del hombre disipador.
10
Torre fuerte es el nombre de Jehová;
A él
correrá el justo, y será levantado.
11 Las riquezas del rico son su ciudad
fortificada,
Y
como un muro alto en su imaginación.
12 Antes del quebrantamiento se eleva el
corazón del hombre,
Y antes de la honra es el abatimiento.
En algunas
casas, los dueños han construido cuartos de seguridad; lugares especiales donde
pueden ir para protegerse si alguien entra a robar.
En
Proverbios 18:10, Salomón le recordó al pueblo de Dios que el Señor era su
«cuarto de seguridad» y que podía estar completamente a salvo en Él.
En los
versículos 10 y 11, describió dos tipos de seguridad adonde la gente puede
recurrir: el nombre del Señor y las riquezas. El nombre o carácter de Dios se
describe como una «torre inexpugnable». Una ciudad capturada puede refugiarse
en una torre fortificada; asimismo, el justo podría correr hacia el Señor y
estar a salvo por completo.
Por otra
parte, los ricos imaginaban que sus bienes eran un lugar importante para estar
seguros. Salomón procuró decirles a sus lectores que el dinero puede dar cierta
sensación de resguardo, pero que sería un refugio falso que podría llegar a
generar pereza, orgullo y destrucción. Sin embargo, las personas humildes que
buscan protección plena en el carácter santo e inmutable de Dios hallarán
verdadera seguridad.
Quizá en tu
caso, la riqueza no sea un «cuarto de seguridad», pero podrías tender a
recurrir a alguna cosa o a otra persona cuando surgen las dificultades. No
obstante, todos necesitamos aprender a someternos diariamente al Señor y
encontrar una torre de seguridad en el cuarto protegido de Su nombre.
Reflexión:
El nombre del Señor es nuestro cuarto de seguridad.
Fuentes:
Nuestro Pan Diario
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