Estas son fechas para andar con cuidado. No
todos los papás noeles son tan simpáticos como parecen. Según la
historiadora María Cristina Longinotti, el símbolo que resume el
espíritu navideño, es un personaje bifronte. Un perfil muestra el abuelo
perfecto. El otro, un anciano irascible cuya tupida barba blanca
esconde una sorpresa verdaderamente desagradable.
Para Longinotti,
doctorada en Historia y especializada en religiosidad popular, los
orígenes culturales de Santa Claus, un vejete generoso y bonachón cuya
fuente de ingresos es un misterio, se relaciona directamente con el
demonio.
"La figura
folclórica escandinava para Santa Claus es el tomte (en Suecia) o nisse
(en Noruega y Dinamarca), especie de genio benefactor —y no tanto— de
los campesinos, que cuida sus viviendas de noche. Su apariencia física
es la de un duende con barba, vestido de gris y con un gorro rojo tejido
sobre su cabeza", continúa la historiadora.
Tomte.
Si bien la cultura
de la época se había rendido ante este personaje por sus aspectos
benévolos (por mucho tiempo se creyó que protegía de las desgracias a la
casa de los granjero y a los niños), tan pronto entramos en confianza
el tomte se ofende con facilidad. Puede causar destrozos y hasta la
muerte de animales, provocando los más espeluznantes "poltergeist"
(poner a objetos en movimiento sin que medien acciones físicas).
La única solución,
muchas veces, es el soborno. "Y habitualmente, en la noche de Navidad,
se lo agasaja con un budín de arroz", explica Longionotti.
En Escandinavia
Santa Claus es llamado Jultomten o Julenissen, en alusión a la fiesta
pagana de Yule, el solsticio de invierno, sobre la cual instaló la
Navidad el cristianismo. Es probable que esta haya sido la tradición que
inspiró a Haddon Sundblom, el dibujante de Coca-Cola, para crear, allá
por 1930, la imagen de Santa Claus tal como la conocemos.
Maria C Longionotti, doctora en Historia.
-Santa Claus, Papa Noel, San Nicolás… ¿Siempre fue así?
Longinotti: No, al
principio no vestía de rojo ni llevaba regalos de casa en casa en
Navidad, ni se desplazaba por los cielos en un trineo tirado por renos.
Es más, ni siquiera era bueno. La imagen de Santa Claus es el ejemplo
del sincretismo de elementos procedentes de diferentes culturas y
tradiciones. Todos esos cambios son consecuencias de la apropiación de
la figura con fines publicitarios. La historia oficial —la que todos
conocemos- es que hace siglos existió un santo llamado Nicolás de Bari
—o Nicolás, a secas—, que se destacó por su bondad, sobre todo con los
niños. En Asia Menor, en el siglo IV, vivió un San Nicolás, obispo de la
ciudad de Mira, recordado por sus obras de beneficencia. Sus reliquias
fueron transportadas a la ciudad de Bari, en Italia. Allí se construyó
una basílica en el siglo XI para alojarlas. La devoción se extendió a
tal punto que es uno de los principales santos de Rusia y el patrón de
Grecia. Este personaje, evidentemente, tiene muy poco en común con el
Santa Claus actual, salvo la barba que le adjudica la tradición y la
bonhomía que caracterizaba tanto a aquél como a éste.
- ¿San Nicolás de Bari evolucionó hacia Santa Claus o se trata de diferentes personajes superpuestos?
Longinotti: Por
empezar, aclaremos que no San Nicolás de Bari, obispo cristiano del
siglo IV, nunca puede ser el mismo que el Papá Noel actual, al que
imaginamos viviendo en el Polo Norte y no en Asia Menor —ni siquiera en
Italia—, que entra en las casas por las chimeneas para dejar regalos y
que se transporta en un trineo tirado por renos.
Hay una serie de
tradiciones folclóricas europeas vinculadas con la imagen de Santa
Claus. Una de ellas relata la existencia de un demonio que descendía con
una bolsa por las chimeneas para secuestrar a los niños, quizá para
comérselos (y aquí nos asaltan las reminiscencias infantiles del "hombre
de la bolsa"). Un hombre santo, quizá el mismo San Nicolás, consigue
someter a este demonio y obligarlo a llevar regalos a los niños en
desagravio. Otras versiones dicen que el demonio se arrepintió y de ahí
en más se transformó en Santa Claus. En Gran Bretaña, existe la
tradición de Father Christmas (Padre Navidad), un personaje también
anciano y de origen incierto —aunque quizá relacionado con la religión
germánica—, que viste de verde y cabalga por el cielo en un caballo
alado de ocho patas. Curiosamente, este caballo tiene la misma cantidad
de renos del trineo de Santa Claus.
- ¿Cuáles son las referencias más antiguas de Santa Claus?
Longinotti: El
antecedente más antiguo y directo proviene de la tradición holandesa de
Sinterklaas, llevada por este pueblo a Norteamérica (Nueva York fue
primero Nueva Amsterdam). Sinterklaas o San Nicolás viste, en la versión
holandesa, de rojo y trae regalos para los niños. Viene desde España
con varios ayudantes llamados Zwarte Pieten (o Black Peters) cuya misión
es castigar a los niños malos o llevarlos a España en una bolsa. El
lugar de origen de Sinterklaas puede parecer meramente exótico, pero
basta tener en cuenta lo que significó España para los holandeses
(Holanda constituía los Países Bajos del Imperio español) y sumar a esto
la presencia de los Zwarte Pieten, una suerte de pequeños demonios,
para ver lo negativo o abiertamente diabólico. La fiesta de Sinterklaas
no es la Navidad sino el 6 de diciembre, aniversario de la muerte de San
Nicolás, y así se conmemora todavía en Holanda y Bélgica. Al fundirse
las tradiciones en Norteamérica, se trasladó al 25 de diciembre, y Santa
Claus pasó a entregar los regalos en Navidad.
Santa en Harper's Weekly (1863)
Fue el escritor
norteamericano Washington Irving quien transformó al protagonista de la
leyenda de Sinterklaas en Santa Claus. Este personaje realmente es de
origen norteamericano. Su aspecto comenzó a cobrar la apariencia actual
en la segunda mitad del siglo XIX, con las ilustraciones del dibujante
norteamericano Thomas Nast. En 1863, la revista Harper's Weekly publicó
una ilustración donde Nast le da a Santa Claus el perfil que conocemos.
Estas imágenes fueron sucediéndose y se popularizó el color rojo de la
vestimenta de Santa Claus a partir de una ilustración de tarjeta
navideña de 1885, ganando de mano al verde traidicional de Father
Christmas. El caballo blanco se convirtió en el trineo tirado por renos y
los Zwarte Pieten de Sinterklaas se transformaron en duendes o gnomos.
-¿Por qué Santa Claus entra por una chimenea?
Longinotti: Bueno,
la chimenea tiene connotaciones demoníacas o hechiceriles, como todo lo
relacionado con el fuego. El simple hecho de utilizar la chimenea como
entrada a una casa alude a una intromisión no deseada. No en vano, el
hechicero moderno más famoso, Harry Potter, viaja de chimenea en
chimenea con ayuda de los "polvos flu" (flue es chimenea en inglés). Que
Santa Claus descienda por una chimenea en pleno invierno —o sea, con el
fuego encendido— sugiere que es inmune a él, como el diablo. Hasta el
mismo lugar de residencia de Santa Claus —el Polo Norte o Finlandia—
habla de su carácter demoníaco: en la literatura, el diablo suele ser
descrito como extremadamente frío —lo que quizá le permite soportar el
calor del infierno.
En
la Argentina, durante una protesta contra una papelera, una
manifestante invocó a Santa. "Si llega a venir Papá Noel se les va a
morir".
Los niños
norteamericanos saben que, si no se portan bien durante el año, Santa
Claus, en vez de un juguete, les dejará un trozo de carbón o unas
simples ramas. Por las tradiciones folclóricas de diversos países se
sabe que las riquezas que entrega el diablo son engañosas y, al tiempo,
se transforman en carbón o excrementos. No solo eso: el apodo del diablo
es, en inglés, Old Nick (Viejo Nick).
-En Navidad un tópico inevitable es la canción "jingle bell" ¿De dónde sale?
Longinotti: La
popular canción norteamericana Jingle Bells, asociada automáticamente
con la Navidad y Santa Claus, fue escrita por el pastor protestante
James Pierpoint en 1857. Originalmente creada para el Día de Acción de
Gracias, el último jueves de noviembre. Su temática y música se
trasladaron a la Navidad, pero en ella no se mencionan en absoluto a esa
festividad ni a Santa Claus. Sólo hace referencia a un alegre paseo en
un trineo tirado por un caballo.
La vitalidad de
Santa Claus desmiente la avanzada edad que la mitología le suele
atribuir. Santo cristiano, demonio pagano o picardía de marketing de la
más poderosa multinacional de la Tierra, este gordito regalón amalgama
de diferentes tradiciones y el talento de unos cuantos dibujantes y
publicistas, que han creado alrededor de su imagen una legitimidad
paralela a la del Niño Jesús.
Madonna Santa (Anti-santa)
Desde hace años, en
varios países europeos, como Checoslovaquia o España, algunos activistas
católicos despliegan vigorosas campañas "contra la infiltración de Papá
Noel". Rechazan el uso de su figura en los spots publicitarios y
abominan de toda alusión a su figura durante los festejos navideños,
cuando "sólo se debe celebrar el nacimiento de Jesucristo en Belén".
"Nuestro objetivo es que Santa Claus vaya a dónde pertenece, a los
EE.UU., Inglaterra y otros países de tradición anglosajona", declara el
grupo Anti-Santa en su página web. Ellos sólo quieren que se recuerde a
Jesús. Todo lo demás son culturas ajenas al sentir cristiano.
Por Alejando Agostinelli | Ciencia curiosa
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