¿No le
asombra que Dios pueda amarnos, siendo tan imperfectos como somos? Puede
hacerlo porque quiere hacerlo; le complace. Oseas 14:4 nos habla de que Dios
quiere curar nuestra rebeldía y amarnos libremente.
Dios nos
ama porque el amor es su naturaleza: Dios es amor (vea 1 Juan 4:8). Si Él fuera
otra cosa, no sería quien es.
¡Dios
siempre nos ama! Quizás no siempre ama todo lo que hacemos, pero nos ama. Su
amor es incondicional. Su amor se basa en Él, no en nosotros; nosotros
recibimos el amor de Dios sin merecerlo. El amor incondicional de Dios es el
poder que perdona nuestros pecados, sana nuestras heridas emocionales, y repara
nuestros corazones rotos (vea el Salmo 147:3).
Una vez que
usted comprende que es amado por Dios, no por causa de nada que usted sea o por
ninguna cosa que usted haga, entonces podrá dejar de tratar de merecer o ganar
su amor, y simplemente lo recibirá y lo disfrutará. Recuerde, Él lo ama
libremente, sin requerirle o pedirle cosa alguna a usted.
Si le
cuesta creer o aceptar el amor incondicional de Dios por usted, comience por
confesar que Dios lo ama. Diga: "Dios me ama", en voz alta varias
veces al día cuando esté solo. Hacerlo lo hará entrar en clima y llegará a
habituarse a escucharlo. Siéntase cómodo al pensarlo. Deléitese en su amor,
remójese en él y déjelo saturar su alma, sus pensamientos y sus emociones.
Imagine cuán asombroso es eso: "¡Dios me ama a mí!".
Cuando su
corazón esté lleno del conocimiento del asombroso, incondicional amor de Dios,
usted podrá comenzar a amarlo a Él en retribución, y también a expresarles a
otros el amor de Él.
--Tomado de
La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación. Usado
con permiso.
Fuentes: Vida Cristiana
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.