lunes, 30 de enero de 2012

Eventos Finales (Profecía Bíblica)

Por Marcella Willhoite
Tomado del libro: "Búsqueda de la Verdad", 1ª Edición en español 1982


El Arrebatamiento – Cuando Jesucristo Arrebata a su Iglesia

La importancia de la segunda venida de Cristo está acentuada por el hecho de que uno en cada treinta versículos la menciona. Está mencionada en todos menos cuatro libros del Antiguo Testamento. Por cada referencia a su primera venida, hay ocho que mencionan la Segunda Venida. El arrebatamiento de la iglesia es cuando Jesucristo venga y se lleve a un grupo elegido de todas las naciones del mundo por el mensaje del evangelio. Ese evento no debe confundirse con su regreso visible y glorioso con su gente, para pelear contra el Anticristo y contra sus fuerzas, cuando "todo ojo le verá" (Apocalipsis 1:7).

La Resurrección de los Muertos

Este es el próximo evento en el calendario de Dios.

"He aquí os digo un misterio; no todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad" (1. Corintios 15:51-53).

¿Qué tan rápido es un abrir y cerrar de ojos? Tan rápido como uno pueda cerrar y abrir sus ojos. Así de rápido serán estos cuerpos mortales cambiados para ser como él. Cuando la trompeta de Dios suene, los muertos en Cristo la oirán y resucitarán. Al mismo tiempo los virtuosos vivientes se vestirán de inmortalidad y juntos ascenderemos a encontrarnos con él en el aire. (Lea 1. Tesalonicenses 4:13-18).

Nuestros cuerpos entonces serán transformados para que sean iguales al cuerpo glorioso con el que Jesucristo resucitó (Filipenses 3:20-21). Es el Espíritu de Dios el que levantará nuestros cuerpos de la muerte (Romanos 8:23). Estos cuerpos no serán eliminados pero serán glorificados. La sangre se perderá en la muerte, pero si el Espíritu de Dios habita en nosotros, nos levantará (Romanos 8:11). Y así mismo estaremos para siempre con el Señor Jesucristo.

El día del arrebatamiento de la Iglesia será como cualquier otro día. En algunas partes del mundo será de noche y los hombres estarán dormidos en sus camas, y en otras partes del mundo los hombres y las mujeres estarán haciendo sus deberes diarios (Mateo 24:40-44; Lucas 17:34-36).

Su venida será como aquella de un ladrón. Nadie sabe cuando un ladrón va a entrar en la casa de uno pero el dueño de la casa debe vigilar y asegurar que su hogar esté cerrado y asegurado para que nadie pueda entrar. Nosotros no sabemos ni el día ni la hora cuando nuestro Señor vendrá, pero siempre debemos estar viendo y vigilando por si acaso viene de repente y nos encuentra dormidos (Marcos 13:36-37).

¿Qué harán aquellos que pensaron que todos podían tener sus propias creencias y nunca trataron de buscar la verdad en la Palabra de Dios? De las 600 religiones que hay aproximadamente hoy día, casi todas dicen que uno solamente tiene que creer en Jesucristo para ser salvo. Pero no llegan al punto de decir que uno debe ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados, y aún menos, que hay que recibir el Espíritu Santo con la evidencia de hablar en nuevas lenguas y vivir una vida santa y consagrada. Cuando lo reducimos a lo que los apóstoles y Jesús mismo enseñaron, podemos ver que hay una sola manera de ser salvo, y es completamente separada y aparte de las enseñanzas religiosa tradicional. No esperamos que toda la humanidad se vaya en el arrebatamiento de la Iglesia, porque Jesús dijo:

"Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que va a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida" (Mateo 7:13-14)

Otra vez en Lucas: "Y alguien le dijo: ¿Señor, son pocos los que se salvan? Y él les dijo, esforzaos a entrar por la puerta angosta porque os digo que muchos procurarán entrar y no podrán" (Lucas 13:23-24).

El Tribunal de Cristo

Mientras que el mundo está en un estado completo de caos y confusión e histeria, corriendo a sus hogares, a sus iglesias, haciendo llamadas de larga distancia, encontrando montones de tierra al lado de sepulcros vacíos, el pueblo de Dios estará con Él. Entonces habrá un tribunal preparado para los santos de Dios que serán juzgados o evaluados por el trabajo que hayan hecho y después se les dará su recompensa. Esto será el tiempo cuando seremos recompensados (Lucas 14:1). El trabajo de cada creyente será juzgado por fuego para ver de qué clase es. Si es de oro, plata, piedras preciosas, madera, paja o tierra (1. Corintios 3:12-15; 2. Corintios 5:10). Cada uno de nosotros tendremos que dar un relato de nosotros mismos a Dios (Romanos 14:10-12).

Nuestra salvación no es de obras rectas que hayamos hecho, pero podemos trabajar por una recompensa. Algunas recompensas serán más grandes que otras (1. Corintios 3:8). Habrá un precio por el alto llamado de Dios en Jesucristo (Filipenses 3:14). Una corona de rectitud está esperando a aquellos que aman la venida de él (Jesús) y se recibirá en aquel día (2. Timoteo 4:8). No tratemos de pasarnos con lo más poco posible en nuestra vida cristiana. No sabemos en realidad cuanto de nuestro servicio será necesario para que satisfagamos a Dios y podamos irnos cuando él venga por su Iglesia. Al hombre que se le dio un talento y lo enterró, no se le dio crédito para ser considerado un buen administrador, se le quitó su moneda, se la dieron a otro y después lo mandaron a la oscuridad de afuera (Mateo 25:14-30).

El apóstol Pablo temía que fuera enviado hacia las tinieblas por si fuera considerado un siervo inútil. Si el temía, ¿cuánto más debemos temer nosotros una vez que hemos estado llenos con el Espíritu y hemos sido hechos hijos de Dios? Nuestro temor debe ser, que no hagamos bastante para satisfacer a nuestro Dios.

¡Qué pena nos daría al pararnos en frente de su trono y que él no contemplara con su favor completo nuestro trabajo! Si todo nuestro trabajo se hace para que sea conocido de los hombres y para recibir alabanzas de ellos, no habrá ninguna recompensa por aquello en aquel día en que él venga. No trabajemos por recompensas consistentes en las alabanzas de los hombres que pasarán rápidamente, sino trabajemos por una recompensa eterna que nunca desaparecerá.

Las Bodas del Cordero

Habrá un tiempo de felicidad cuando disfrutemos de las Bodas del Cordero. El Cordero de Dios que dio su vida por su Iglesia, será el anfitrión de aquella gran cena (Lea Apocalipsis 19:7-9). ¡Qué tiempo tan glorioso de fraternidad con nuestro Dios y Salvador! Estaremos vestidos con batas de lino y seremos presentados a él: Una Iglesia gloriosa sin mancha y sin arruga. Santa y sin mancha como está escrito en Efesios 5:25-27.

Esta esposa no tendrá ni mancha ni arruga porque no tendrá pecado en su vida, y habrá vencido al diablo, al mundo y a la carne. No habrá ninguna arruga en su vestidura porque ella ha estado ocupada trabajando para su esposo, pasando el tiempo diciéndoles a otros la buena noticia de la salvación. No ha sido perezosa ni holgazana, sino que se ha dedicado completamente al trabajo de su Dios. Nosotros podemos ser parte de esa esposa que Jesucristo vendrá a llevarse muy pronto.

Condición del Mundo

Mientras que la Iglesia goza de la compañía y la comunión de Dios, el mundo estará con tales problemas como nunca ha sido desde el principio del mundo y nunca lo habrá (Mateo 24:21). Este será el tiempo cuando el mundo será gobernado por un hombre, el Anticristo. Estamos en el periodo de preparación para la fusión de todas las tribus mundiales, naciones, civilizaciones y religiones de hombres. En Apocalipsis leemos:

"Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios" (Apocalipsis 17:17).

Otro pasaje que está en 2. Tesalonicenses nos dice:

"Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. (2. Tesalonicenses 2:7-12).

El mundo llegará a un punto donde se formará un gobierno mundial y habrá un dictador o un gobernador en todo el mundo. Sin duda, las cámaras de televisión irán a una escena donde las noticias anunciarán por todo el mundo, que un hombre de paz, un gobernador universal, ha sido elegido.

El capítulo número 13 del libro de Apocalipsis, usa la palabra "Bestia" para expresar la idea   de que habrá un hombre de gran poder y habilidad que impondrá su voluntad sobre el mundo. Este término no indica repugnancia, sino que muestra que él será admirado, temido y alabado. El ingenio que él usará para dominar al mundo nunca ha sido conocido. Detendrá temporalmente las guerras y saldrá con soluciones económicas brillantes. La prosperidad volverá, y el mundo que había tenido temor por todas partes, le dará el camino a la esperanza.

El mundo estará en temor y asombro de su ingenio y su poder, y millones lo alabarán como si fuera un dios. La época de la computadora también contribuirá a su habilidad para controlar la vida de cada persona en el mundo. Sus sueños y ambición, serán la de destruir cualquier pensamiento acerca de Dios y exaltarse él mismo más allá de cualquier dios que el mundo haya conocido.

La Biblia dice de este gobernador:

"Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará en contra del príncipe de los príncipes [Jesucristo] pero será quebrantado aunque no por mano humana" (Daniel 8:25).

Este superhombre estará poseído por Satanás y le será permitido tener el control del mundo.

La nación de Israel tendrá un papel muy importante en este periodo. Ha sido profetizado por miles de años que los judíos regresarán a la tierra de Palestina aunque todavía no creen en su verdadero salvador (Ezequiel 22:19-22, Sofonías 2:1-2). Empezarán a construir el templo de David, dado que Dios ya sacó de entre los gentiles un pueblo para su nombre (Hechos 15:14-16) que conocemos como la esposa de Cristo o la Iglesia de Cristo. Después de que reconstruyan el templo, los sacrificios de antes serán establecidos otra vez (Apocalipsis 11:1-2).

Una gran porción de las riquezas del mundo se encuentran en esta área de Palestina, y todas las naciones del mundo quieren apropiarse de estas posesiones de tanto valor. El Anticristo, que para entonces ya será el gobernador del mundo, hará un pacto con los judíos (Daniel 9:27), pacto al que el profeta Isaías llama: el pacto de la muerte (Isaías 28:15).

Entonces, en medio de este periodo de años, el Anticristo rehusará dejar a los judíos que ofrezcan sacrificios en el templo, que es la abominación desoladora anunciada por el profeta Daniel y también por Jesucristo (Mateo 24:15, 24:21-26). También será rechazado por los judíos porque declarará que él mismo es Dios y no les permitirá alabar en su templo. Todos estarán forzados a alabar a una imagen formada a semejanza del Anticristo, y todos los que se resistan serán asesinados. Entonces el Anticristo se volverá en contra de los judíos y habrá terribles persecuciones llamadas "los tiempos de los problemas de Jacob" (Jeremías 30:5-7). En este tiempo, el Anticristo tratará de destruir la semilla de Abraham de la faz de este mundo.

Una marca será puesta en la mano derecha o en la frente de cada hombre para que pueda vender o comprar cosas. El número de la bestia es 666. Ricos, pobres, pequeños y grandes, todos tendrán que tener esta marca para existir.

El Fin de los Adoradores de la Bestia

Aquellos que tomen la marca de la bestia no tendrán ninguna forma de escaparse. Tomarán del vino de la ira de Dios y serán atormentados para siempre con llamas y dolor (Apocalipsis 14:9-11). La única esperanza que hay, es que durante este tiempo usted diera su cabeza o se sacrificara por ser representante de la verdad de Jesucristo (Apocalipsis 20:4).

¿Por qué serán tantos los que caerán en el engaño y tomarán la marca de la Bestia? Porque no quisieron creer a la verdad y aceptarla cuando tuvieron oportunidad. Hoy es el día de salvación, ahora es el tiempo aceptable (2. Corintios 6:2). Si llamamos a Dios ahora cuando está tan cerca lo podremos encontrar. No es su voluntad que nosotros nos perdamos, sino que nos arrepintamos de nuestros pecados. Será muy horrible para nosotros que no aceptemos a Dios, cuando él nos está llamando en este día.

La Ira de Dios Derramada

Durante los últimos tres años y medio de la gran tribulación, serán derramadas las copas de la ira de Dios por toda la tierra (Lea Apocalipsis 16). Algunos hombres estarán cubiertos de llagas desde los pies a la cabeza. Los mares, los lagos y los ríos se volverán sangre humana. El agua para el consumo humano será contaminada. La Bestia que ha derramado la sangre de gente inocente, ahora tendrá que tomar sangre. El sol se pondrá tan, tan caliente, que los hombres serán literalmente quemados vivos por el calor. Pero estos hombres amargados y en contra de Dios, gritarán maldiciones y maldecirán el nombre de Dios. Todavía rehusarán arrepentirse.

La quinta plaga será derramada en Jerusalén, en el trono del Anticristo, y la luz del sol será retirada, lo que traerá como resultado una densa oscuridad. Los hombres se morderán la lengua a causa del dolor pero no se rendirán a Dios. Gritarán maldiciones.

En la sexta copa, el río Éufrates se secará completamente para preparar el camino de los reyes del este para que se reúnan en la Batalla de Armagedón. Los poderes diabólicos poseerán a los reyes y líderes del mundo, y ellos empezarán a movilizar las fuerzas militares para pelear contra Jesucristo y contra su ejército. Todavía tratarán de conquistar el poder divino de Dios para gobernar ellos mismos al mundo.

Las últimas plagas serán una confusión de truenos acompañados de espantosos rayos de luz. El terremoto más terrible de la historia del mundo hará temblar la tierra. Después, caerá del cielo una tormenta de granizo destructivo, un granizo que pesará hasta cien libras. Pero aún estos hombres maldecirán el nombre de Dios por esta plaga y rehusarán arrepentirse.

Ciertamente ninguna persona humana inteligente querrá afrontar estas torturas y tragedias, las cuales están destinadas a pasar en el mundo. A lo mejor ustedes creen que esto nunca podría pasar, y que es simplemente una fábula o una historia mítica. Si creemos en la Biblia del todo, tendremos que admitir que el juicio de Dios cayó en Egipto cuando los hijos de Israel fueron librados de sus opresores. Se recordarán que el río Nilo se volvió sangre, y que hombres y bestias fueron llenos de llagas, que truenos y granizo cayeron en la tierra (el granizo fue tan severo que mató todas las hierbas del campo y rompió también a todos los árboles), y que hubo también tres días de una densa oscuridad. Si Dios pudo causar estas plagas, además de otras que también cayeron sobre Egipto, no seamos insensatos para pensar que esto no podría ser posible otra vez, pues lo dice su Palabra.

Los juicios de Dios son ciertos y reales. Hay manera de escapar mientras hay tiempo. Invoquemos a Dios, arrepintámonos de nuestros pecados, seamos bautizados en el nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados y recibamos el don del Espíritu Santo. Esta es nuestra vía de escape para los juicios que vendrán a este mundo. El está llamándole en este día. Escuche su voz, no le dé la espalda. Él está tocando a la puerta de su corazón, déjelo que entre.

El Fin de Babilonia

Nuestra última lección terminó con el derramamiento de la ira de Dios sobre los habitantes del mundo, los cuales habían tomado la marca de la Bestia, rehusaron arrepentirse y blasfemaron el nombre de Dios. Inmediatamente siguiendo la ira de Dios, vendrá el juicio final sobre las naciones que se levantaron en contra de Dios y siguieron al Anticristo, lo cual está mencionado en el libro de Apocalipsis capítulo 13. También vendrá el juicio de la iglesia anticristiana.

¿Dónde empezó este sistema anticristiano conocido como babilonianismo? Empezó en el capítulo once del libro del Génesis con la construcción de la ciudad de Babilonia por Nimrod. La ciudad y la torre de Babel simbolizaban una idea política y un sistema de gobierno que nunca ha muerto y que es la base de los desordenes del mundo. El hombre desobedeció a Dios cuando no quiso repoblar el mundo. En cambio, se mantuvieron juntos y construyeron la gran ciudad de Babilonia, que representa una fuerza política nacional y las ideas de Babilonia.

La torre en medio de la ciudad, era símbolo y centro de la religión de Babilonia. Esta torre llamada Babel, tenía para estos hombres el significado de "entrada de Dios", pero fue precisamente la que les negó la entrada al cielo. Dios vino y la llamó confusión e interrumpió los planes para este gobierno unido. Aún ha permanecido el espíritu de Nimrod. La ciudad y la torre, la política y la religión, surgieron como un sistema de unidad mundial con una federación que llevaba esto en mente. El babilonianismo representaba todo lo que se oponía a Dios, política y religiosamente. El programa de Dios requiere un reino establecido en la tierra y bajo la dirección de Jesucristo. Satanás quiere en la tierra, un reino de hombres bajo la dirección del Anticristo, el cual, según las Escrituras, se originó con Nimrod.

El espíritu de Nimrod se volvió a manifestar en Egipto cuando Faraón trató de establecer su estado unido. Nabucodonosor hizo un intento semejante cuando siguió a los Medos y a los Persas. También lo hicieron Alejandro, los emperadores, los Césares, Constantino y su unión de iglesia y estado, Napoleón y Hitler. El sueño de la humanidad es una organización de naciones sin Dios, que traiga la utopía de la paz, organización que los hombres habían soñado desde los días de Nimrod. Satanás producirá el Anticristo, del cual Nimrod fue uno de los primeros. Logrará formar una gran federación de naciones que garantizará la seguridad del mundo. Una iglesia mundial y unida, un lenguaje mundial, una fuerza política mundial, un dinero mundial, etc.

La interpretación que hizo Daniel, del sueño de Nabucodonosor, fue el de una imagen con una cabeza de oro (como el reino de Babilonia), el pecho y brazos hechos de plata (el reino de los Medos y los Persas), el vientre y muslos hechos de plata (como el reino de Grecia), las piernas hechas de hierro (como el reino de Roma), pies de hierro y de barro (los diez dedos representan la forma de un poder mundial gentil, correspondiente a la bestia con los diez cuernos en el libro de Apocalipsis capítulo 17). Los diez cuernos o diez dedos son diez naciones que tendrán una sola mente y darán su poder y su fuerza al Anticristo. Como la imagen que vio Daniel tenía los pies hechos de hierro y barro, entendemos que el antiguo Imperio Romano será revivido y será mezclado con el barro. Esta es la porción política o la federación de naciones durante el reino del Anticristo.

En Apocalipsis, vemos además de esta federación anticristiana de naciones, una nación federal de religión bajo la figura de una mujer ramera (Apocalipsis 17:1-8). Ella es una madre con una mezcla de hijos, cosa que sugiere que habrá una iglesia madre o principal y que asociada con ella será la religión apóstata del mundo. Los cónsules ecuménicos de nuestro día, nos muestran que hay un gran movimiento para unir a todas las iglesias y traer a todas las religiones a un solo líder, a fin de formar una iglesia anticristiana que se unirá con el gobierno del mundo bajo la dirección de la Bestia, pero Apocalipsis 17:16 nos dice que los diez cuernos o diez reyes de este imperio mundial final, destruirán a la falsa religión.

La federación de naciones destruirá a esta federación de religiones, porque Dios les ha puesto este fin en sus corazones. Entonces en los cielos, los apóstoles, los profetas y los santos se gozarán porque Dios habrá juzgado a Babilonia, aquella iglesia apóstata y malvada que ha matado a los profetas y siervos de Dios (Apocalipsis 18; 19:1-6) ¡La iglesia de Satanás por fin ha sido derrotada!

Ahora veamos la condición de los judíos y los que han estado pasando por los últimos siete años. Israel ya no es comparada con una esposa porque ella siguió dioses extraños. Trajo una mala reputación al nombre de Dios, jugando la parte de una prostituta. Así que fue dejada y rechazada por sus maneras adulteras. En su lugar, una esposa de gentiles y de judíos fue tomada. Aquellos que tomaron su nombre y sufrieron los insultos por el nombre de Jesucristo, son aquellos que forman la esposa de Cristo. Pero Dios no se olvidará de su promesa a la gente de Israel y aunque "por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias" (Isaías 54:7). Dios no se olvidará de sus promesas. Israel será la esposa restaurada durante el periodo de la gran tribulación (Lea Isaías 54:1-10 y Oseas 2).

Ya hemos estudiado que los judíos serán juntados en Palestina y construirán otro templo a su Dios y seguirán ofreciendo sacrificios. Harán un pacto con el Anticristo al principio de los siete años, y después de tres años y medio o en la mitad de la semana de la profecía de Daniel, el Anticristo les prohibirá a los judíos que ofrezcan sus sacrificios para Dios, y él mismo se hará como un dios para que lo alaben a él. El falso profeta hará grandes milagros y hasta hará que caiga fuego del cielo (Apocalipsis 13:11-15).

Entonces empezará a perseguir a los judíos fieles porque ellos siguen invocando al verdadero Dios. Muchos pasarán grandes sufrimientos y otros serán capturados. Todas las naciones se juntarán contra Jerusalén para pelear (Zacarías 14:1-3). En sus sufrimientos, los judíos buscarán el rostro de Dios y lo seguirán con más ardor (Isaías 10:20-21 y Oseas 5:15). Sin duda llamarán a su esperado Salvador. Entonces Dios los oirá y les dirá "pueblo mío; e Israel dirá: Jehová es mi Dios (Zacarías 13:9).

La Batalla de Armagedón

"Después saldrá Jehová a pelear con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla…" (Zacarías 14:3).

"…mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por el hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por hijo unigénito" (Zacarías 12:10).

Habrá gran tristeza en Jerusalén, y todas las familias con tristeza se arrepentirán, cuando se den cuenta que Jesús, al que crucificaron, era en verdad el salvador (Zacarías 12:11-14; 13:6).

"Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por el medio, hacia el oriente y occidente, haciendo un valle muy grande…" (Zacarías 14:4-7).

Y los judíos huirán al valle donde serán protegidos de aquella gran batalla que tomará lugar.

Ahora, veamos esta batalla. La escena está al norte de Jerusalén. Todos los reyes y príncipes del mundo son dirigidos ahí por tres líderes. Estos serán capitanes como nunca se han visto en la historia de la guerra. ¿Quienes son estos líderes? y ¿cuándo vendrá esta gran armada que los sigue? son el dragón, la bestia y el falso profeta, los cuales juntarán a todos los reyes del mundo para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso, en una parte que en hebreo se llama Armagedón. Armada tras armada, hombre tras hombre, marcharán. Sus banderas estarán marcadas con todas las cosas malignas, y sus trompetas resonarán y llenarán el valle con ruidos constantes. Al parecer, nadie podría pelear contra estos ejércitos tan grandes, que son dirigidos por los poderes unidos de las tinieblas: el dragón, la bestia y el falso profeta.

Pero ahora, en dirección a Jerusalén, oímos el fuerte llamado de una trompeta cuyo sonido es como el de muchas aguas, y entonces aparece otra armada; una armada como nunca se ha visto, y como nunca ha cruzado estas planicies. No tienen armas, no tienen protección, pero están vestidas de blanco puro, son inmortales, no pueden ser heridas. A su cabeza, monta su capitán en caballo blanco. Sus ojos son como llamas de fuego y en su cabeza tiene muchas coronas, y tiene escrito este nombre: Rey de reyes, y Señor de señores. Muy cerca de él, montados en sus caballos blancos y vestidos de lino, marcharán los santos sin armas. ¿Quién es este gran conquistador? Y ¿Quiénes son estos que lo siguen? El es el Fiel y Verdadero, el Alfa y la Omega, y con justicia hace juicio y guerra. El es aquel que murió en la cruz, él es aquel que viene a recoger la cosecha de su dolor y muerte para que sea admirado por aquellos que creen y para vencer a los enemigos de Dios (Isaías 63:1-4, Apocalipsis 1:7; 19:11-16; Isaías 26:21; Judas 1:14).

Gran destrucción vendrá para las armadas del Anticristo, por medio de la espada que procede de la boca de aquel que se sienta en ese caballo. Este conflicto resultará en victoria muy grande, pues las fuerzas del mal serán derrotadas y Dios será el victorioso. Aunque una vez fue odiado y renegado por muchos hombres, todos se inclinarán ante El. Una vez los hombres se burlaron de Él, pero toda lengua confesará que Cristo es el Dios Supremo. Una vez le pusieron una bata encima y se burlaron de El; pero entonces El se vestirá con la vestimenta de su triunfante victoria. Una vez doce hombres humildes lo siguieron; pero ahora las armadas del cielo lo seguirán. Una vez una corona de espinas fue colocada sobre su cabeza; pero ahora muchas coronas serán puestas en su cabeza. El es aquella "piedra que fue cortada" que destruirá a los reinos de este mundo (Daniel 2:34-35, 14).

¿Qué tan grande fue la batalla? Oigan lo que dijo el ángel.

"Y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes" (Apocalipsis 19:17-18).

Todas las aves del aire serán llamadas a esta gran masacre y serán llenas de carne humana. En esta batalla, la sangre correrá doscientas millas largas y cuatro pies de hondo (Apocalipsis 14:20) y tomarán siete meses para enterrar a todos los muertos (Ezequiel 39:12-15). La Bestia (Anticristo) y el falso profeta que hicieron tantos milagros, serán lanzados al lago de fuego, al infierno (Apocalipsis 19:20, 2. Tesalonicenses 2:8), junto con todos aquellos que tomaron la marca de la Bestia (Apocalipsis 14:10). El dragón, el cual es Satanás, será amarrado y echado en el abismo por mil años (Apocalipsis 20:1-3).

Entonces todos aquellos que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, que no alabaron a la Bestia o a su imagen y tampoco recibieron la marca sobre sus frentes o sus manos, serán resucitados para que puedan vivir en el reino de Cristo por mil años (Apocalipsis 20:4-6). Esta es la primera resurrección, la cual es la resurrección de los justos (Juan 5:29). Hay un periodo de mil años antes de la segunda resurrección o la resurrección de los malos.

Entonces Dios establecerá su reino en el mundo, y juzgará al mundo con virtud (Hechos 17:31). Todas las naciones se reunirán ante El, y las separará como un pastor separa a sus ovejas de las cabras, según como ellos trataron a su pueblo Israel (Mateo 25:31-46; Joel 3:2, 12).

Condición del Mundo Durante la Era del Reino Milenial

Por fin habrá paz en el mundo, cuando el Príncipe de la Paz establezca su reino en la tierra (Isaías 9:6-7). Las naciones ya no levantarán espadas en contra de las otras y durante este tiempo de paz, los hombres se olvidarán de las estrategias de guerra (Isaías 2:4). Todas las espadas serán vueltas en podaderas para cultivar la tierra. Ninguna mujer volverá a ver a su hijo, esposo o amado irse a la guerra para no volver nunca. Desde el Jardín del Edén, el hombre ha estado peleando y derramando sangre de otros y seguramente haría esto hasta la próxima era, si Dios lo permitiera. Pero Jesús y su pueblo, que fueron salvos durante las eras pasadas, gobernarán el mundo con una "vara de hierro" (Apocalipsis 2:26-27).

Este reino de mil años de Cristo en la tierra será la séptima y última dispensación del hombre. Esta dispensación es conocida como "la Edad del Reino" y será la más favorable de las siete dispensaciones en la cual uno podrá vivir para Dios. Este será el último tiempo para examinar al hombre orgulloso y carnal. Será una mejor oportunidad de vivir para Dios, mejor que la que fue cuando estuvo en el jardín del Edén o durante la "dispensación de inocencia", porque no habrá ningún demonio en la tierra o en los cielos para dar tentación al hombre.

Habrá muy pocas (si es que hay) enfermedades. Cuando una persona justa muera a la edad de cien años, será considerada nada más un pequeño niño (Isaías 35:5-6). Nuestro gran doctor estará a cargo como el principal "oficial de salud" y dará prescripciones para todas las regulaciones sanitarias, así como Él las hizo para Israel en el tiempo de Moisés (Deuteronomio 23:14). El que nos ha curado de la peor enfermedad, mantendrá entonces todas las enfermedades bajo control. Los hombres vivirán otra vez largas vidas. Sus días serán comparados a los días de la edad de un árbol (Isaías 55:22). Muchos árboles viven cientos de años y así podrá ser que muchos de los habitantes de la tierra también vivirán por estos mil años. Nuestra vida ahora es tan corta que un hombre se muere de vejez antes de que pueda acumular suficientes años para proveerse contra las necesidades de la vida. Pero todo será diferente entonces.

Será quitada la maldición que fue puesta en la tierra cuando Adán y Eva pecaron. Las plantas no tendrán espinas. Los insectos y pestes de todas las clases, que destruyen frutas, vegetales y cosechas no serán conocidas entonces porque no harán mal, ni dañarán en todo mi santo monte (Isaías 11:9). No trabajarán en vano ni darán a luz para maldición para ver al mundo corrupto y destruido por insectos o pestes (Isaías 52:23; 35:17). Este será un paraíso de granjeros y agricultores (Zacarías 8:12).

Todos los insectos parásitos se les quitarán a los animales, y los animales venenosos perderán su veneno. Se podrá ver lobos y ovejas comiendo juntos. Los leones serán como gatitos y un pequeño niño los guiará por el camino. En vez de comer carne de otros animales o de humanos, todas las fieras como leones, osos, leopardos, etc., comerán paja con las vacas y los bueyes. Nadie tendrá que preocuparse porque sus niñitos e hijos pequeños jueguen en los jardines. Los insectos no tendrán aguijones ni las serpientes veneno. Si hubieren tales cosas como hormigas, moscas, avispas, abejas, escorpiones, culebras, etc., ellas no harán daño a nadie porque no harán mal ni dañarán en todo mi santo monte" (Isaías 11:6-9).

Todas las naciones vendrán a Jerusalén, por lo menos, una vez al año para alabar a Dios. Será impuesta la alabanza obligatoria a toda la gente del mundo. Si rehúsan ir a Jerusalén para alabar, Dios les quitará la lluvia (Zacarías 14:16-19). Probablemente habrá aviones de transporte que volarán a velocidades tremendas, que traerán a gente de todo el mundo para esta reunión anual. La sabiduría y conocimiento de Dios se extenderá a todas las partes del mundo. No habrá personas que no conozcan de Dios. (Isaías 11:9).

En ese día solo habrá una religión y un solo Dios (Zacarías 14:9) y ningunas organizaciones o iglesias. Nadie se perderá por no haberse juntado con una u otra "iglesia", o porque no sabe cual organización representa o forma "el cuerpo de Cristo".

¿Qué estarán haciendo durante ese tiempo los santos de Dios que nacieron de nuevo antes de esa dispensación? Pablo nos dice que nosotros juzgaremos al mundo y a los ángeles (1. Corintios 6:2-3). Reinaremos como reyes y sacerdotes bajo la autoridad de Cristo y seremos sus oficiales y ministros de gobierno (Apocalipsis 5:8-10; 1-5-6; 20:6) La justicia será imparcial y tratará por igual a cada hombre. Los jueces de aquel tiempo, no podrán ser engañados o comprados como nuestros jueces y líderes de hoy.

El bienestar espiritual de las naciones, al igual que la predicación del Evangelio, serán dados principalmente a los santos glorificados de las dispensaciones pasadas. No habrá varias tradiciones y opiniones de hombres tergiversando el plan de salvación de Dios como ocurre ahora – cosas que han corrompido y perdido muchas almas en vez de alumbrarlas y apuntarlas al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Habrá solamente un plan de salvación predicado y ninguna persona será confundida con enseñanzas erróneas, en relación a la manera correcta de ser salvo. Todo el que quiera ser salvo sabrá cómo serlo exactamente. Muchos se han perdido durante nuestra dispensación de la gracia, porque hoy en día existen muchas religiones y doctrinas falsas.

Aquellos que estén en la esposa de Cristo y gobiernen y reinen con El por mil años, no tendrán que preocuparse por morir en el milenio, porque tendremos nuestros cuerpos glorificados (1. Corintios 15:52-54) y para siempre estaremos con Dios (1. Tesalonicenses 4:17). Pero esto no será así con los habitantes de la tierra. Dios va a limitar el tiempo en el cual un pecador podrá ser salvo "porque el niño morirá de cien años y el pecador de cien años será maldito" (Isaías 65:20).

Esto no quiere decir necesariamente que morirá ahí mismo, sino que habrá perdido sus días de oportunidad para ser salvo, igual como el Espíritu de Dios no siempre contenderá con el hombre (Génesis 6:3) su Espíritu tampoco estará con el hombre entonces.

El último enemigo que tendremos que vencer al lado de la muerte durante el milenio será la carne. El hombre tendrá el privilegio de buscar y obtener el poder de Dios para vencer su naturaleza carnal. Pero igual que en otras dispensaciones de tiempo, el hombre (como regla general) fallará miserablemente a Dios y aprobará la debilidad de su naturaleza carnal (Isaías 55:20).

Este será el tiempo cuando el hombre será probado bajo un examen final. De otra manera los muertos malvados de antes, de dispensaciones pasadas podrían, en cierto punto, culpar al diablo por todas sus maldades y obras en contra de Dios o tratar de justificarse en frente de Dios. Como el diablo será atado y no podrá engañar a los hombres por mil años, será visto por todos que no es acorde con la naturaleza del hombre vivir en santidad y que el diablo no ha sido completamente responsable de todas nuestras obras pecaminosas. Solo será responsable de una parte de ellos.

Satanás Librado Después de Mil Años

Por mil años el hombre habrá estado bajo la influencia del Espíritu de Dios y libre de poderes satánicos. Tan pronto que Satanás haya sido liberado de su prisión en el abismo, él encontrará a multitudes listas para servirlo y obedecerlo. Esto prueba que el hombre que no ha sido regenerado, es desesperado y malo. Con todas las condiciones favorables y prácticamente todos los obstáculos quitados, algunos hombres todavía decidirán obedecer a los placeres de la carne. Satanás solo será liberado por un poco de tiempo, hasta que haya conseguido suficientes seguidores de las naciones de la tierra para juntarlos otra vez para pelear en contra de Jerusalén. Esta no será una pequeña armada de seguidores que tendrá Satanás, pues encontramos que ellos serán como "la arena del mar" (Apocalipsis 20:7-9).

La humanidad no ha aprendido de las experiencias de otros. El juicio ha caído en la humanidad durante todas las edades, pero esto todavía no hace al hombre aprender que estos mismos juicios caerán otra vez si la Palabra de Dios no se obedece. De tanta gente nacida durante el Milenio, Satanás encontrará a aquellos que no creen a Dios y los engañará. Y como siempre, durante la historia de la humanidad, Dios otra vez derramará sus juicios contra las armadas de Gog y Magog. Fuego caerá del cielo y consumirá a estas armadas cuando rodeen el campo de los santos y la ciudad. Entonces la séptima y última dispensación del hombre terminará en juicio.

¿Por Qué Dios Requiere Juicio?

Muchos dicen hoy, que el juicio no es consistente con la justicia, el amor y la piedad. Rehúsan creer que un Dios tan bueno podría castigarlos por sus deudas malvadas. Pero esto es porque ellos no entienden la naturaleza de Dios y rehúsan aceptar lo que la Biblia dice sobre ella. La justicia demanda que las escalas sean balanceadas y sin juicio esto sería imposible. La ley no podría existir sin castigo. Es imposible tener uno sin el otro. El simple razonamiento nos dice que debe haber un tiempo cuando “Nerones”, “Napoleones”, “Hitleres” y “Stalins” serán traídos a cuenta. O si no, no habría justicia en el universo. Los miles de hombres malvados que no pagaron su castigo en esta vida, deberán algún día pararse frente a Dios para ser juzgados. Habrá un tiempo cuando lo torcido será enderezado (Isaías 45:2).

Un Juez que administra justicia debe basar sus decisiones en la ley. Violar esta ley demandaría un castigo. Mostrar misericordia ante una ley violada sería destruir el orden y crear un caos. La misericordia es una calidad que nunca debe olvidarse, así como nunca se debe dejar de pensar en los principios de la ley. Porque Dios ama, debe ser justo. Dios no podría consistentemente amar a los hombres si El no diera su juicio a todos aquellos malvados. Fue porque Dios tenía un amor tan grande por el hombre, que dio a su Hijo para que el hombre no tuviera que encontrarse con el juicio. El juicio es el punto necesario para la conciencia del hombre que le previene de hacer cosas malas.

El hombre necesita un incentivo de recompensa por sus buenos hechos y la amenaza del castigo para detener la maldad. Supongamos que no hubiera fuerzas armadas en un país o cortes para arreglar los problemas. Habría caos desde la noche hasta la mañana; nadie estaría sano y salvo en ninguna parte, y aún con policía, las pasiones corruptas del hombre son muy pocas veces restringidas en nuestros tiempos malvados. Pero las condiciones serían peores si no hubiera leyes que fuesen ejecutadas. La Santidad de Dios demanda que todas las cosas malas sean juzgadas. No importa el lugar donde se encuentre el pecado, en un santo o en un pecador, el pecado siempre demanda juicio. Si Dios no tuvo misericordia con los ángeles que pecaron, si El destruyó a todo el mundo antiguo con un diluvio, si El hizo que un hombre fuera apedreado a muerte por recoger espigas en el sábado, si El hizo que las ciudades de Sodoma y Gomorra fueran hechas cenizas ¿permitiría la santidad de Dios detenerlo de juzgar a esta generación?

Debido a que el Padre, aquel que no hace acepción de personas, juzga según la obra de cada uno, deberíamos pasar nuestro tiempo de espera en temor (1. Pedro 1:17). Nunca pensemos aún por un minuto que podremos escapar si descuidamos esta salvación tan grande (Hebreos 2:3). (Leer 2. Tesalonicenses 1:6-10). Aquellos que no obedecen el evangelio de Jesucristo serán castigados con destrucción permanente por Jesús y sus ángeles. Una vez que hayan visto la verdad, no permitan que Satanás les diga que no hay necesidad de obedecer o que tendrán suficiente tiempo para decidir si lo aceptarán o no. En esta hora en que vivimos hay una urgencia de que tomemos ventaja de la oportunidad que tenemos. Jesucristo nos está ofreciendo vida, pero también si renegamos, recibiremos la muerte y la perdición.

El Fin de Satanás

La primera obra que hará Dios, después de destruir las armadas de Gog y Magog, será mandar al diablo al lago de fuego donde están la bestia y el falso profeta. Ahí será atormentado día y noche para siempre (Apocalipsis 20:10). Nunca más volverá a engañar a la humanidad. La razón por la cual él está trabajando tan duro y tan fervientemente es porque sabe que su fin está cerca. El está trabajando y planeando constantemente para causar que alguien caiga y para que el hombre se vaya con él a esa región de los perdidos para siempre.

La Segunda Resurrección

Entonces cada persona fuera de Cristo será resucitada y vendrá a pararse en frente del gran trono para ser juzgado por sus obras hechas mientras estaba en el cuerpo. El mar no sostendrá a aquellos muertos que están sumergidos en él. La muerte y el Hades entregarán sus muertos. Todos los hombres, de todas las razas y nacionalidades del pasado y del presente, ricos y pobres, pequeños y grandes, vendrán a esta cita. Este será el día para el cual todos los otros días fueron hechos. La fecha ya ha sido marcada por Dios. Otras citas pueden ser canceladas en esta vida pero ésta no.

"Y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras" (Apocalipsis 20:12).

Los primeros libros, los cuales serán abiertos para juzgar, serán los 66 libros (seguramente) de la Palabra de Dios. Cada hombre será juzgado en cuanto al tiempo en que vivió y en la dispensación en la cual existió. Aquellos que nada más tenían su conciencia para guiarlos serán juzgados de acuerdo con su conciencia. No importa si la misma los excusó o los condenó (Romanos 2:12-16). Aquellos que murieron bajo la ley serán juzgados de acuerdo con la ley, etc.

El otro libro, el cual también juzgará a los hombres será el Libro de la Vida. La pregunta más importante será ¿Está su nombre escrito en él? En esta vida a la gente le encanta que llamen su nombre para una gran reunión de honor que se les ha dado. Muchos viven toda su vida tratando de hacer una gran vida para ellos mismos, pero ningún sonido, ni palabra en toda la tierra, podría ser tan glorioso como la de oír su propio nombre llamado en esta lista.

En aquel día, Dios juzgará los secretos de los hombres por Jesucristo (Romanos 2:16). Uno de los mejores doctores de nuestra nación hizo recientemente un reporte sobre el cerebro. Nos cuenta que el cerebro contiene una memoria permanente de nuestro pasado que es como un rollo de película con sonido. Esta biblioteca de información, anota toda nuestra vida desde nuestra niñez y puede ser revivida cuando un cirujano aplica electricidad, en corrientes a ciertas partes del cerebro. Mientras que revivimos las escenas de nuestro pasado, también sentimos las mismas emociones que sentimos durante aquella experiencia original. Puede ser que la raza humana sea confrontada ante esta memoria en el juicio de Dios.

Uno de los avisos en las Escrituras que conciernen al día del juicio que vendrá, está profetizado en Proverbios 1:24-31. Dios se reirá de su calamidad y se burlará cuando venga su miedo. Ellos llamarán a Dios pero El no les contestará. Será muy tarde para la misericordia de Dios. Los hombres buscarán a Dios pero no podrán encontrarlo. Será para siempre muy tarde. Todos los que dicen, "Dios mío, Dios mío" no entrarán necesariamente a los cielos, sino aquellos que hacen lo que Dios manda. "Muchos me dirán en aquel día, ¿Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:21-23).

¿No les habla esto a ustedes? Habrá algunos que han tenido una porción de la verdad y han vivido y trabajado por Dios ¿Saben ustedes que es posible echar fuera los demonios en el nombre de Jesús y sin embargo estar perdidos? Si no caminamos en la luz y en la verdad ni vivimos de acuerdo a lo que Dios manda en su Palabra, no podremos llegar al cielo. Estas son gentes que estuvieron ocupadas haciendo obras maravillosas, y sin embargo, Jesús les dijo: "nunca os conocí". Qué horroroso sería pasar nuestras vidas pensando que nuestras buenas obras nos salvarían, y cuando llegue aquel día ser mandados al infierno. Hoy Jesús nos quiere perdonar y limpiar de nuestros pecados, y quiere poner su Espíritu dentro de nosotros para que podamos ser hijos de Dios, mientras que, en aquel día El será nuestro juez.

¿Cuál fue la sentencia para aquellos cuyos nombres no se encontraron en el Libro de la Vida? Fue arrojarlos al lago de fuego. El lago de fuego no fue hecho para ser habitado por hombres, fue hecho para el diablo y sus ángeles. No era la intención de Dios que los hombres fueran ahí (Mateo 25:41). ¿Sabían ustedes que hay tanta gente determinada a ir al infierno, que un programa ha sido planeado para asegurarles lugar a todos aquellos que estarán allí? Isaías 5:14 nos dice: "por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba"

Miren la lista de los ciudadanos de esta parte: el diablo y sus ángeles, siervos perezosos, aquellos que le dieron la espalda a Dios, los malvados, aquellos que no sintieron amor por la verdad y aquellos que no obedecieron al evangelio de Jesucristo. Amigo, necesitas obedecer al evangelio y recibir el Espíritu Santo, no tienes por qué ir al infierno.

La muerte y el Hades serán echados al lago de fuego, que será la segunda muerte (Apocalipsis 20:14). Se ha dicho que aquellos que son nacidos "dos veces" únicamente morirán una vez. Aquellos que han nacido "una vez" morirán dos veces. La experiencia del renacimiento será lo que en verdad importará.

Un Nuevo Cielo y Una Nueva Tierra

Ahora, hemos llegado al fin del tiempo como lo conocemos, y al principio de la eternidad. Todos los rasgos y vestigios del pecado y su maldición serán quitados y todo será nuevo. Lo primero de todo esto será un nuevo cielo y una nueva tierra (Apocalipsis 21:1; 20:11).

Este "cielo" se refiere al cielo atmosférico que son los gases que rodean la tierra. Hay otros dos cielos también: El cielo planetario de las estrellas, el sol, la luna y el "cielo de los cielos" que es el dominio de Dios. Juan se estaba refiriendo al cielo atmosférico que es evidente en los pasajes que mencionan el nuevo cielo (Isaías 51:6; 65:17). Toda aquella cosa que haya sido contaminada por el pecado y por Satanás, será purificada y renovada en fuego. La tierra y el aire fueron contaminados por el "príncipe del aire" pero los dos serán purificados con fuego.

El apóstol Pedro nos da una descripción completa de cómo Dios recreará los nuevos cielos y la nueva tierra. "Pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos" (2. Pedro 3:7). Pedro estaba diciendo que la tierra está llena de fuego, lo cual sabemos que es científicamente correcto. Pedro lo supo hace más de 1900 años e Isaías lo supo hace más de 2500 años; Dios siempre lo supo porque El fue el creador del cielo y de la tierra. Cuando uno piensa en los elementos que componen la atmósfera, nitrógeno y oxígeno y que hay también una gran cantidad de agua que consiste en hidrógeno y oxígeno en la atmósfera y que todas estas cosas son elementos combustibles, no es tan difícil creer que las palabras de Pedro sean verdad cuando nos dice que los cielos pasarán con grande estruendo (2. Pedro 3:10). La atmósfera celeste que nos rodea es literalmente una casa de fuego lista para explotar cuando Dios de la señal. Sabemos que el centro de la tierra consiste en elementos derretidos hirviendo en el corazón de la tierra por volcanes que eructan y tiran llamas de lava brillantes al aire de vez en cuando. Los hombres se burlaban de la idea de que la tierra fuera destruida y de repente se callaron cuando explotó la bomba atómica.

No debe haber duda en nuestras mentes de que Dios pueda crear una tierra más nueva y perfecta y sin pecado para que habiten aquellas gentes purificadas y sin pecado para siempre. Esta destrucción de la tierra y de la atmósfera por fuego, no significan el fin sino que significan la purificación por el proceso de mandar estos elementos purificados a otra parte nueva.

La Nueva Jerusalén

Entonces Juan vio la nueva Jerusalén descendiendo del cielo de Dios, preparada como una esposa adornada para su esposo (Apocalipsis 21:2). Esta será la nueva morada de la Esposa de Cristo, la Iglesia del Dios viviente. Así como no podemos imaginarnos la extrema tortura y dolor del infierno y sus ocupantes, tampoco podemos imaginarnos de las grandes bellezas de La Nueva Jerusalén, aquella ciudad que Él ha ido a preparar.

Juan trató de describirla para nosotros. Es tan grande como si ustedes pudieran imaginar una ciudad estirada desde Houston hasta San Diego y hacia Canadá y de vuelta a Houston. Pueden imaginarse la inmensidad de esta ciudad de muchas mansiones que está preparada para nuestra vida eterna. La ciudad es cuadrada, con dos mil doscientos kilómetros cuadrados. Su largo, su ancho y su alto son iguales. Alrededor de la ciudad hay una muralla grande y alta con una altura de sesenta y cinco metros (Apocalipsis 21:15-17). A esa ciudad no entrará nada impuro, ni nadie que haga abominación y practique la mentira. Solamente entrarán los que tienen sus nombres escritos en el libro de la vida (Apocalipsis 21:27). ¡Qué lugar tan maravilloso ha sido preparado por Dios para aquellos que lo aman!

Las paredes de la ciudad están hechas de Jaspe y las calles están hechas de oro puro, transparente como vidrio. Las fundaciones están adornadas con todas las clases de piedras preciosas y hay doce entradas con doce perlas gigantescas. Las calles están pavimentadas con una clase de oro muy especial, transparente y claro, como vidrio (Apocalipsis 21:10-21). Los nombres de las doce tribus de Israel están escritos en las doce entradas y cada una de las doce fundaciones tiene el nombre de uno de los doce apóstoles del Cordero. No habrá ningún templo porque Dios estará ahí (Apocalipsis 21:23-25). En medio de la ciudad estará el trono de Dios, del cual saldrá un río de vida. A los lados del río estará el árbol de la vida que se había perdido el día en que Adán fue echado del jardín. Cuando el pecado se haya ido y los renovados estén en su casa, el árbol de la vida reaparecerá y dará doce clases de frutos a la vez. Habrá doce cosechas anuales de esta fruta y las hojas del mismo se usarán para curar a las naciones. La vida y la curación serán otra vez combinadas.

Ustedes se pueden imaginar la gloria de esta ciudad. Habrá una nueva tierra en la cual vivirá la nación redimida de Israel y junto con ella habrá naciones de gentes redimidas que consisten de los salvos de las naciones ante la cruz y de las naciones que pasaron por el milenio. Todas vivirán en la mueva tierra suspendida en los cielos. Sobre la nueva tierra estará la nueva Jerusalén, la habitación de la esposa de Cristo. Jesucristo es la luz de la ciudad y esta luz sale por toda la tierra despidiendo a la oscuridad para siempre. Vamos a reinar y a gobernar con Cristo para siempre. Las hojas del árbol de la vida son para la sanidad de las naciones (Apocalipsis 22:2). Así que habrá, indudablemente gente y naciones en la tierra por toda la eternidad.

La certeza de la Venida de Cristo es dada al final del libro que escribió Juan (Apocalipsis). "Y el Espíritu y la esposa dice, ven: y el que oye diga ven; y el que tiene sed venga" (Apocalipsis 22:17). Hay una cordial invitación para que vengan antes de que sea muy tarde. El Espíritu y la iglesia claman por la venida de Dios y aquellos que oyen el mensaje le claman a un mundo perdido. "Vengan" y una vez más sale el mensaje "Y el que tiene sed venga". Nuestra súplica a usted hoy es que venga a El antes de que sea muy tarde y su misericordia termine para siempre. Las oraciones de la Iglesia son para el regreso de Jesucristo, pero mientras oramos no podemos olvidarnos que aquellos que están perdidos necesitan a Dios. Ciertamente El viene pronto (Apocalipsis 22:20).


Fuentes: Blog ,  Jesus , El Unico Dios

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